Si quieres un desayuno completo, saludable y delicioso aquí tienes 5 que te harán disfrutar a la vez que te aportarán los nutrientes que necesitas.
Además los puedes preparar en el momento en el que vayas a consumirlos o hacerlo la noche anterior e incluso llevarlos contigo al trabajo.
También se pueden tomar fríos o calentarlos antes de añadirles la fruta.
La base de los 5 es la misma:
3 cs bien colmadas de copos de avena integral
1 cs de chía
1/4 cs de linaza
1/2 taza de leche vegetal o la que más te guste
En mi caso utilizo tanto leches vegetales como leche desnatada.
Yo no le añado ningún edulcorante porque con la fruta ya queda bastante dulce, pero se puede endulzar con sirope de agave o con eritritol que son los dos que yo utilizo en otras recetas o de cualquier otro de vuestro gusto.
Aquí os propongo estas 5 combinaciones:
Manzana, kiwi, melocotón y pera.
Fresas, kiwi, arándanos y manzana.
Frambuesas, arándanos, albaricoque y melón.
Frambuesas, manzana, kiwi y papaya.
Albaricoque, plátano y cerezas.
Espero que disfrutes de estas deliciosas combinaciones en tus desayunos y que me dejes un comentario diciéndome que te han parecido.
Hoy compartiré con vosotros lo que me escribió una amiga a la que llamaré Esther:
Hoy volvi a descubrir a mi esposo siendome una vez mas infiel. Ya lo habia hecho antes y yo lo habia perdonado. Lo que hice en represalia fue tomarle una foto con su propio celular acostado en nuestra cama y se las reenvie a sus dos conquistas para que ellas tambien vieran como eran engañadas al igual que yo!!! Sabes algo? Soy divorciada y esto tambien me paso en mi anterior matrimonio. Yo me convenci que soy yo quien atrae a hombres infieles y mentirosos!!! Hoy tengo sentimientos encontrados!! Tengo rabia, fustracion, dolor, ira de todo siento!!!! AYYY DE VERDAD COMO PUEDO SALIR DE ESTA SITUACION???
Yo la he contestado esto:
Como bien dices tu atraes ese tipo de hombre.
Cuando no nos amamos a nosotros mismos nos sentimos faltos de amor y buscamos llenar ese vacío con una persona creyendo que nos dará lo que a nosotros nos falta.
Pero, como atraemos a nuestra vida lo que es semejante a nosotros, mientras no dejes de buscar ese amor fuera de ti y te dediques durante un tiempo a mirar ese vacío que sientes y lo llenes dándote ese amor que buscas fuera de ti a ti misma, siempre encontraras hombres que de la misma manera que tu sienten un enorme vacío, pues no se aman a ellos mismos, y pretenden que una mujer les llene.
Como esto nunca lo conseguirán pues el amor que buscan solo se lo pueden proporcionar ellos mismos, al ver que su pareja después de un tiempo no se lo proporciona, buscarán a otra que si se lo pueda dar y así lo harán sucesivamente.
Te recomiendo que dejes de estar pendiente de tus parejas y dejes de esperar que sean ellos los que te amen.
Dedícate a valorarte tu, a llenar tu vida de buenos momentos y de buena gente.
No te quepa duda de que cuando hayas logrado aceptarte totalmente y amarte con todo lo que tienes de cosas que te gustan más y cosas que te gustan menos de ti, aparecerá en tu vida un hombre que también se valorará y se amará a si mismo y buscará una mujer para compartir su vida dándote lo mejor de él y no pretendiendo que seas tu la responsable de su felicidad.
Nada de lo que sucede en nuestras vidas es por casualidad.
Las personas que se acercan a nuestras vidas lo hacen por un motivo: enseñarnos una lección que tenemos que aprender sobre nosotros mismos.
Cuando una persona nos es infiel nos está mostrando algo que va con nosotros. Algo que aún no hemos solucionado.
Algo que nos impide seguir creciendo, dar lo mejor de nosotros mismos y ser felices.
Si conseguimos tranquilizarnos, superar ese dolor que nos produce esta situación tan emocionalmente impactante y somos capaces de dejar de prestar atención en la persona que nos ha traicionado y la ponemos en nosotros y en que nos ha venido a enseñar, aprenderemos la lección que la vida nos está enseñando y no volverá a ponernos una situación semejante de nuevo para que podamos aprenderla en esta otra ocasión.
¿Y tu que piensas?
Déjame tu comentario. Me interesa conocer tu opinión.
Este plato saludable resulta delicioso para una cena, como suelo tomarlo yo pero también es un segundo plato estupendo para la comida del medio día.
Como todas mis recetas es fácil de hacer y el tiempo de realización no es largo. En poco más de media hora lo tendremos listo.
Para hacer esta receta necesitaremos:
1 tajada grande de bacalao fresco o 2 pequeñas
1/2 k tomates maduros
1 pimiento verde
1 pimiento amarillo
1 pimiento rojo
1/2 cebolla
1 ajo
1 cs aceite de oliva virgen extra
Sal al gusto
Comenzaremos cortando los pimientos y la cebolla en juliana y el ajo en trozos pequeños.
Pondremos una sartén con el aceite a calentar y añadiremos las verduras removiendolas de vez en cuando, a fuego lento durante unos 10 minutos y con la tapadera.
Pelearemos los tomates y los cortaremos en trocitos pequeños y añadiremos a la sartén.
Seguiremos con ella tapada y removiendo a menudo para que no se nos pegue.
Pasados otros diez minutos echaremos la sal a la salsa y también al bacalao.
Lo pondremos encima de la salsa y mantendremos cociendo durante cinco minutos a fuego lento y con la tapadera puesta.
Y ya tendremos nuestro plato listo para emplatar y disfrutarlo.
En esta ocasión quería preparar unas magdalenas en vacaciones para desayunar con mi familia pero no encontré moldes de silicona para hacerlas en el microondas y decidí comprar el molde que encontré para hacer un bizcocho.
Quería prepararles las magdalenas de frutas que os propuse hacer en una publicación anterior pero al encontrarme de vacaciones tuve que apañarme con lo que pude encontrar e ir improvisando.
Así que si decidís hacer un bizcocho y no os da miedo improvisar aquí os dejo los ingredientes que he utilizado:
5 cd harina de trigo y espelta integral
1 huevo
1 vaso de leche de coco
1 cd de levadura
2 cs de sirope de agave
15-20 arándanos
Chía al gusto
cs: cucharada sopera, cd: cucharadita de café
Como siempre mezclaremos los líquidos en un bol y haremos lo mismo con la harina y la levadura.
Batimos el huevo, le añadimos la leche de coco y el sirope de agave.
Mezclamos la harina con la levadura y vamos integrando poco a poco esta mezcla en el bol de los líquidos mientras vamos removiendo con movimientos envolventes.
Cuando esté todo bien mezclado lo ponemos en el molde repartiendo la cantidad de nuestra masa por igual en todos los lados.
En este momento añadimos los arándanos metiéndolos hasta dentro y añadimos la chía por encima.
Lo metemos en el microondas y lo tenemos 5 minutos a máxima potencia.
Abrimos y probamos pinchando el bizcocho con un palillo hasta que salga limpio.
Esta será la señal de que nuestro bizcocho está en su punto.
Yo le puse un par de minutos en el grill para que se tostase la chía.
Después lo sacamos y lo dejamos enfriar en una rejilla y podemos degustarlo cuando esté frío.
Hacer un bizcocho rápidamente para desayunar o merendar es posible gracias a que el microondas acorta mucho el tiempo de cocción.
La verdad es que queda mejor cuando se hace en el horno pero si nos apetece algo dulce y no queremos utilizar alimentos procesados podemos hacer con esta receta tanto este bizcocho como unas magdalenas.
También podemos poner cualquier otra fruta que nos apetezca.
Una amiga a la que llamaremos Paula (por supuesto que el nombre es ficticio) me dejó esto en mi correo electrónico:
A estás alturas de mi vida me he cuestionado si realmente lo que he hecho ha contribuido a no haber podido encontrar el camino.
Esta es mi respuesta:
Todo lo que hacemos es lo único que pudimos hacer en el momento en el que lo hicimos.
Arrepentirnos de algo que hemos hecho tiempo atrás además de no llevarnos nada más que a sufrir, es absurdo pues nunca podremos cambiarlo.
Saber que hubiera pasado si hubiésemos tomado otra decisión nunca podremos saberlo por el simple hecho de que eso nunca sucedió.
Solemos pensar que necesitamos llegar a algún sitio o alcanzar alguna meta y precisamente es todo lo contrario.
El camino como tu dices simplemente es la vida y las distintas experiencias que nos va aportando.
Ninguno tenemos el mismo nivel de conciencia y cada uno necesitamos nuestras propias experiencias para crecer y evolucionar.
Ten por seguro que en tu camino tuviste que realizar cada una de las cosas que hiciste y que lo que hayas conseguido y lo que seguirás consiguiendo es gracias al camino que ya llevas andado.
Todos aprendemos de nuestras experiencias, las que nos gustan y las que no y sobre todo aprendemos las lecciones más importantes de estas últimas.
Confía en que lo que sucede siempre es lo correcto aunque tu pienses que no, porque la vida siempre nos pone delante lo que necesitamos en ese preciso momento.
Espero haber podido ayudarte con mi respuesta.
Un abrazo.
Si, como Paula, queréis hacerme alguna pregunta o comentarme algo que os preocupa ahora podemos compartirlo en esta nueva sección, con total discreción como habéis visto en este caso.
Así entre todos podemos ayudarnos a crecer y cada día ser más conscientes y mejores.
Podéis hacerlo de estas tres formas: escribiéndome un correo a descubreelsentidodetuvida@gmail.com, enviándome un mensaje por privado o dejando el comentario en cualquiera de mis publicaciones.
Como ya sabéis comparto en redes sociales y a través de mi blog las cosas que me costó mucho aprender sobre como funciona esto de estar viva y también por supuesto sobre mí misma, pues lo uno va siempre ligado a lo otro.
Además, con motivo de un cambio profundo en mi, desde hace casi tres meses comparto como me alimento pues pienso que el amor hacia un@ mism@ es el motor principal para lograr tener una vida plena y feliz y que mejor manera de amarme que cuidar lo que le doy a mi cuerpo además de lo que le doy a mi mente y a mi alma.
Y como pienso que todos, de alguna manera influimos en la vida de todos, ahora también he decidido compartir públicamente lo que de manera individual estoy haciendo con algunos de vosotros. A través de vuestros comentarios o en mi correo electrónico descubreelsentidodetuvida@gmail.com algunos me hacéis preguntas que os preocupan y yo en la medida de lo que puedo trato de daros mi opinión sobre lo que me preguntáis.
Pienso que esto puede beneficiar a más personas si lo hago público y por este motivo voy a comenzar a compartir vuestras dudas y mis respuestas. Por supuesto que con una total discreción y respetando en todo momento vuestro anonimato.
Espero que esta nueva sección os guste y que podamos entre todos crecer y ser cada día un poquito mejores.
Si queréis compartir algo conmigo podéis hacerlo a través del correo que os puse antes o en la sección de comentarios.
Una gran mayoría de nosotros solemos sufrir porque creemos que las personas no nos quieren por nosotros mismos y que hasta en algunos casos nos utilizan o se acercan a nosotros para sacar algo.
Asi que nos pasamos los días esperando que los demás nos quieran en sus vidas.
Ser importante para los demás se convierte en una ardua labor en la que nos empeñamos con gran tesón y en la que damos muchas veces bastante más de lo que los otros nos piden, con la pretensión de que esas personas tan importantes para nosotros nunca nos dejen y que nos den el amor que tanta falta nos hace.
Pero resulta curioso que con tanto empeño que ponemos en esta misión, no solemos dejar que los demás nos cuiden o cuando lo hacen estamos tan enfocados en hacer lo que pensamos que los demás esperan o desean que pasamos desapercibidos detalles que tienen con nosotros.
Una gran asignatura que muchos tienen pendiente es precisamente aprender a dejarse amar.
Esto que sin duda también afecta a muchos hombres, sobre todo a las mujeres nos cuesta mucho interiorizarlo pues estamos muy acostumbradas por nuestro propio papel de madres a cuidar de los demás.
Así que nos cuesta delegar ese papel que, sobre todo en las generaciones anteriores, se nos asigna a través de la familia y de la propia sociedad en la que vivimos.
Esto si bien en las nuevas generaciones sucede bastante menos como puedo comprobar a través de mis hijas y de sus parejas, también es cierto que no deja de ser aún hoy en día minoritario, sobre todo a nivel mundial.
Nos cuesta mucho trabajo a las mujeres delegar lo que tenemos muy asumido que es nuestra misión.
Que todo esté bien en nuestras familias se convierte en muchas ocasiones en verdaderos sacrificios que se llevan con bastante resignación olvidándonos de que nosotras también formamos parte de esa familia a la que tanto amamos y por la que daríamos todo lo que estuviera en nuestras manos.
Y esto que sin duda está muy bien pues el amor es lo mejor que podemos dar a las personas que queremos y al mundo en general, se nos olvida que no solamente va en una dirección sino que lo mismo que sale de nosotros hacia los demás y ellos son los receptores, también somos los receptores de ese amor que nos aportan los otros y que tiene que nutrir a nuestras almas para que esa energía siga fluyendo de una manera sana y que sea beneficiosa para todos por igual.
Porque cuando solo funciona en una sola dirección el amor no fluye adecuadamente y se puede convertir en algo que en lugar de aportarnos beneficios sea la causa de nuestra infelicidad.
Y nos la estaremos causando cada uno a nosotros mismos sin darnos cuenta de ello.
Tenemos que dejar espacio a los demás para que puedan permitirse el darnos amor.
Porque si les agobiados con el nuestro les haremos inútiles para que puedan dárselo a los demás y les enseñaremos a ser egoístas.
Si pensamos o solemos quejarnos de que los demás abusan de nosotros y de nuestro amor, en realidad lo que estaremos es inconscientemente reconociendo que hemos dado mucho y hemos permitido poco o nada que nos amaran a nosotros.
Con total seguridad porque nos creemos poco merecedores de ese amor que reclamamos y que nunca nos dimos a nosotros mismos y que tampoco permitimos que nos diesen los demás.
Para amar de una manera sana tenemos que aprender primero a amarnos a nosotros mismos y solo cuando hagamos esto estaremos en condiciones de amar realmente a los demás y de permitirles que puedan amarnos.
Así que déjarte querer es igual o más importante que querer a los demás.
Porque nunca podrás enseñar a nadie a que pueda dar lo que tu no tienes para ti.
Hace tiempo coincidí en un curso con una persona que parecía muy simpática.
La típica persona que no para de hablar y siempre está haciendo bromas para que los demás se rían.
Como al salir tomábamos la misma dirección, empezamos a hablar y a tomar un café en algunas ocasiones.
Él siempre tenía algo de lo que hablar y al ser gracioso yo me reía y pasaba ratos agradables.
De pronto un día empezó a hablarme de cosas personales y por lo que me contó en esa y en otras ocasiones posteriores no era feliz.
Había pasado por varias relaciones de pareja complicadas y que no habían acabado bien.
Además tenía dos hijos con los que apenas tenía contacto, sobre todo al pequeño al que no veía desde hacía más de diez años a pesar de vivir en la misma ciudad.
Con sus padres la relación no era buena y en el trabajo tampoco le iba bien.
Al contarme todas aquellas cosas de él yo pensé que lo haría porque querría ver algún punto de vista diferente al suyo para tener otra visión de lo que le estaba sucediendo e intenté ayudarle de esa manera.
Pero lo único que conseguí fue que nuestras reuniones que ya se habían hecho habituales al salir de clase en el mismo café, pasaran de ser buenos momentos a sentirme incómoda.
Mi amigo no hacía otra cosa nada más que defenderse como si yo le intentase atacar cada vez que le decía que tal vez las cosas no fueran solo así como él las veía.
Yo también le había contado algunas cosas mías para hacerle ver que las cosas no tienen solo una manera de ser, que se pueden mirar de otra forma.
Pero él utilizaba estas cosas que yo le había contado sobre mí para echármelas en cara.
Con el tiempo me di cuenta de que él no me estaba contando aquello para intentar salir de aquellas situaciones que tanto sufrimiento le hacían sentir, según me contaba.
En ninguna ocasión le escuché decir que él podía tener algo que ver en esos problemas.
Si en alguna ocasión llegó a reconocer que él no había actuado bien lo justificó inmediatamente diciendo que lo que había hecho era lo único que le había dejado hacer la otra persona dadas las circunstancias.
Realmente él iba buscando en mí alguien que le diese la razón y que así le apoyase en esa posición de víctima que el mismo se había adjudicado ante todo lo que le pasaba, echando así balones fuera y culpando a todos los demás de todo cuanto le había sucedido hasta ese momento.
Terminó alejándose cuando se dio cuenta de que yo no creía en las víctimas.
Y no creo en ellas porque hace tiempo fui una.
Me sentía muy pequeña y que todo el mundo me utilizaba solo para conseguir lo que querían.
Sentía que nadie me quería y que todos abusaban de mi bondad.
Pero la realidad era muy distinta a la que yo estaba viendo.
Era yo la que estaba permitiendo todas esas cosas que me hacían porque no tenía el valor de ponerles en su sitio porque necesitaba que vieran lo buena persona que era yo y que me quisieran.
Hasta que me dí cuenta de que era imposible que los demás hicieran lo que yo no era capaz de hacer por mi.
Yo no me amaba y todo a mi alrededor me mostraba lo que yo me estaba haciendo a mi misma para que me diese cuenta y reaccionase.
Para que comenzara a darme a mi el amor que mendigaba a los demás.
Porque nadie de fuera sería capaz de darme el amor que solo yo podía darme para llenar ese enorme vacío que sentía.
Tarde tiempo en sanar mis heridas y en amarme con todo lo que soy.
Pero ya no veo víctimas.
Tan solo veo personas que ignoran todo el potencial que tienen y que son incapaces de ver, porque ponen su atención en los demás en lugar de ponerla en si mismas.
Todos somos únicos e irrepetibles y tenemos un valor que no se puede calcular y solo por el hecho de existir somos dignos de amor.
Claro que ese amor empieza por nosotr@s mism@s porque nadie es capaz de dar algo que no tiene para sí.
Aún me sorprendo cuando subo a la báscula cada quince días para comprobar mi peso.
No me sorprende ver que sigo bajando los kilos o los gramos que aún me sobran.
Lo que me sorprende es confirmar que comer saludable no es sinónimo ni de pasar hambre ni de engordar y si de disfrutar comiendo.
La verdad es que desde que decidí cambiar mi alimentación por una dieta saludable como muy bien y no tengo nada de hambre.
La ansiedad ya no me lleva al frigorífico a buscar cualquier cosa apetecible que llevarme a la boca por las noches mientras veo una película, como me sucedía antes.
Ya no necesito tampoco comer las cantidades que le daba a mi cuerpo para sentirme saciada y no tener hambre hasta la siguiente comida.
Incluso hay veces que se me pasa la hora de merendar si no estoy pendiente.
Además tomo cosas deliciosas que me hacen disfrutar cada vez que las preparo y que las como.
Cada día estoy más contenta con la decisión que tomé de cuidar también de mí a través de mi alimentación.
Hacerte consciente de lo que entra en tu cuerpo te hace responsabilizarte de darle lo mejor.
Y al igual que sucede con todo lo externo que llega a nosotros, seleccionar lo que más nos conviene para nuestro completo bienestar y nuestra paz interior.
Nadie puede cuidar de nosotros mejor que nosotros mismos.
Cuando amamos a alguna persona nos gustaría que permaneciese para siempre con nosotros.
Por eso cuando, por la razón que sea, dejamos de verla el dolor por su ausencia puede llegar a ser insoportable.
Desconocemos que nada sucede por casualidad y que tanto el tiempo que disfrutamos con su compañía asi como el momento de su desaparición en nuestras vidas esa persona nos estuvo acompañando por una razón: nos estuvo enseñando algo que necesitábamos aprender en esta experiencia que compartimos con ella.
Para esa persona también nosotros aparecimos en su vida con la misma misión: aportarle la experiencia que necesitaba en ese momento de su vida para aprender y evolucionar.
Algunas personas entran en nuestras vidas para estar en un momento en el que necesitamos algo puntual o nos aportan una lección concreta.
Por ejemplo para ayudarnos a encontrar una casa o enseñarnos algo que luego se conviertirá en una gran aficcion o en nuestro trabajo.
También pueden forzarnos a que tomemos alguna decisión importante.
Un ejemplo de esto puede ser un jefe nuevo con el que no sintonicemos y nos lleve a tomar la decisión de cambiar de trabajo.
Y cuando consiguen lo que vinieron a enseñarnos o hacemos lo que necesitamos desaparecen de nuestras vidas de la misma forma que llegaron, sin apenas hacer ruido.
En muchas ocasiones no las echaremos de menos o incluso agradeceremos el poder perderlas de vista, en el caso de que nos hayan enseñado algo con dolor o que nos haya causado sufrimiento.
En otras, cuando la experiencia haya sido buena, las recordaremos con mucho cariño durante toda nuestra vida.
Pero en la mayoría de las ocasiones no sufriremos con su pérdida.
Sin embargo otras personas aparecerán en nuestra vida para permanecer un tiempo más o menos largo y nos enseñarán más cosas.
Nos divertiremos con ellas y también pasaremos por momentos difíciles pero no solo nos aportarán algo puntual o concreto sino que sus enseñanzas serán varias.
A estas personas nos costará soltarlas cuando dejen de ejercer su función en nuestra experiencia, pues las lecciones que nos darán implicarán más nuestras emociones y podremos llegar a sentir por ellas algunas muy fuertes, tanto placenteras como todo lo contrario.
Un ejemplo de estas podría ser un amigo o amiga muy querido o una ex-pareja o ex-novi@ o incluso un familiar.
En todo caso serán personas que desaparezcan por completo de nuestras vidas por cualquier motivo.
Incluso podremos querer dejarlas de ver nosotros.
Y en ambos casos, tanto si nos dejan ellas como si lo hacemos nosotros, será por el mismo motivo: ya aprendimos la lección o si aún no la hemos aprendido, necesitamos a otro maestro que nos la enseñe y tenemos que dejarle espacio para que entre en nuestra vida.
Y por último hay personas que nos acompañarán durante toda nuestra vida o durante la gran parte de ella.
Serán las personas más significativas de nuestra existencia, las más importantes y las que nos enseñarán las grandes lecciones que debemos aprender.
Serán nuestros padres, nuestras parejas, nuestros hijos y quizás alguien que no sea de nuestra familia pero tenga un papel igual de importante.
Estas personas serán con las que estaremos más implicados emocionalmente y las que más placer y/o más sufrimiento nos harán sentir en nuestras experiencias.
Y también serán las que más nos costará soltar cuando llegue el momento de la despedida.
Pero en todo caso, aunque nos cueste aceptar su pérdida, nos ayudará mucho saber que su despedida se debe a que ya aprendimos lo que nos vino a enseñar y ahora ha llegado el momento de que tanto esa persona como nosotros tengamos experiencias diferentes.
Agradecer a cada una de las personas que estuvieron, están o estarán más adelante, las experiencias que nos vienen a proporcionar, además de hacernos sentir mejor para aceptar su pérdida, nos hace estar en la realidad de lo que estamos viviendo.
Nada de lo que acontece en nuestras vidas sucede por casualidad.
Vinimos a vivir una gran experiencia, con muchísimas experiencias más o menos pequeñas que nos llevarán a evolucionar y ser cada vez mejores y conectar con lo que en realidad somos y se nos olvidó: