Cambiar creencias nos hace ser felices


Tenemos que cambiar la creencia de que las relaciones de amor verdadero duran para siempre.

La verdad es que no se como podemos llegar a pensarlo porque la vida constantemente nos recuerda que todo es puro cambio, incluso nosotros.

El caso es que a pesar de enfadarnos cada vez que tenemos que separarnos, por ejemplo de un electrodomestico cuando ya no podemos arreglarlo, aceptamos que esto es así.

Y seguimos adelante, seguramente ilusionados porque el nuevo que compraremos seguramente es mejor que el anterior.

Sin embargo en el caso del amor cuando se nos acaba por cualquier motivo lo pasamos muy mal.

Hay personas incluso que se quedan ahí, en ese dolor, durante muchos años o durante el resto de sus vidas.

Otras, a pesar del sufrimiento consiguen salir y volver a ilusionarse con una nueva relación después de pasar por el duelo correspondiente.

Y lo harán seguramente volviendo a tener la creencia de que ese nuevo amor será para toda la vida.

Y puede que lo sea pero,  ¿y si no lo es? ¿A sufrir de nuevo?

Si tan solo prestáramos atención y pusiésemos conciencia en todo los que nos sucede sin buscar culpables fuera, nos daríamos cuenta de que cada persona que pasa por nuestras vidas y especialmente nuestras parejas nos llevan a que conectemos con nuestras emociones más fuertes, tanto las que nos llevan a tocar las nubes con las manos como las que nos llevan al peor de los infiernos.

En realidad cualquier relación de pareja es así cuando la vivimos sin conciencia.

A nuestras parejas les sucede lo mismo que a nosotros porque se trata de que nos hagamos conscientes de todo lo que está en nuestro inconsciente y que nos hace sufrir, al no afrontar nuestras emociones cuando creemos que son los los otros los que nos hacen daño.

Ellos tan solo nos ponen en contacto con nuestras heridas más profundas y dolorosas que aun están por sanar.

Y solo así podremos trascenderlas para vivir desde el amor y ser felices.

Todo lo que sucede fuera de nosotros es nuestro propio inconsciente mostrándose ante nuestros ojos.

Es nuestro trabajo observarlo para conocernos y poder amarnos a nosotros mismos.

La creencia de que alguien de fuera tiene que validarnos y amarnos para que nos sintamos bien, no es real.

Tampoco lo es que el amor verdadero es para toda la vida y otras creencias más que debemos revisar pues las damos por verdades absolutas.

Además son las que nos hacen sufrir.

Así que plantearnos todo es la única manera de conocer la verdad y de que podamos ser felices.


Ámate siempre y con todo lo que eres

La mayoría de nosotros no cesamos de ponernos una u otra pega y en lugar de ver y valorar todas las cosas que nos gustan de nosotros, nos centramos en todas aquellas que más nos desagradan.

Además para que no nos descubran los demás intentamos ocultarlas para no sentirnos rechazados.

Damos mucha importancia a lo que los otros piensen de nosotros y nos pasamos la vida fingiendo ser una persona que no somos.

Pero haciendo esto lo único que conseguimos es hacernos daño al no a aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos. 

Todos tenemos cosas que nos gustan, cosas que no y otras que para nada queremos admitir y que nuestro inconsciente nos muestra a través de nuestras relaciones, aunque nosotros ignoremos esto y nos empeñemos en echar la culpa de todo lo que nos pasa precisamente a esas personas que nos muestran esas partes de nosotros que si no hacemos conscientes, seguirán causando nuestro sufrimiento.

Si no conseguimos ver esas partes que ocultamos, con tanto afán que incluso no reconocemos a pesar de repudiarlas tanto en los demás, jamás podremos amarnos por completo.

Aceptarlas puede llevarnos a cambiarlas pero en el caso de que eso no sea posible nos liberará de estar ocultandonos ante los demás.

Para amarnos tenemos que acertarnos por completo y solo lo lograremos si nos alejamos del papel de víctimas al que nos han llevado nuestras creencias.

Esas que nos han llevado a ver la vida como sinónimo de sufrimiento al hacernos creer que no somos capaces de cambiar lo que no nos guste de ella. 

Dejando de preocuparnos por lo que piensen los demás y poniendo la atención en nosotros mismos cambiará nuestra percepción, pues reconocemos que la única aprobación que necesitamos es la nuestra.

Solo aceptando todo lo que somos podremos ser nosotros mismos, amarnos siempre, suceda lo que nos suceda y hagamos lo que hagamos.

El pasado no podremos cambiarlo nunca.

Solo podemos centrarnos en nosotros y no esperar que sean otros los que nos puedan hacer felices.

Procurarnos la felicidad es cosa nuestra.

Con los demás solo podemos compartirla.

Así que si quieres cambiar tu vida ámate siempre y con todo lo que eres.

Solo así podrás hacerte feliz.


¿Prefieres sobrevivir o sentirte viv@?

Estoy viva o eso creo porque aún estoy por aqui.

¿Pero realmente sé en qué consiste estar viva?

Durante bastantes años de mi existencia nunca me preocupé por esto y me limité simplemente a dejar pasar el tiempo e ir viviendo las experiencias vitales que en cada momento tenía, sin preguntarme en ningún momento si esas experiencias me aportaban algo a mi.

Nunca fui consciente de ser algo más de lo que me habían enseñado que era: alguien que no podía hacer absolutamente nada por cambiar las cosas que se me iban presentando y que en demasiadas ocasiones me causaban dolor. 

Alguien a la deriva de lo que el mundo y las personas que se presentaban en mi vida quisieran hacer conmigo.

Alguien que se sentía ajena a esa vida de la que era protagonista y que ponía en manos de  cualquier persona que pensaba que era más inteligente y era más valiosa e importante que yo.

No me hacía preguntas. No buscaba tampoco respuestas.

Supongo que por el dolor de descubrir que ese personaje que me había inventado y que parecía tan fuerte y que podía con todo lo que le echaran, en realidad no existía.

Tuve que sufrir mucho para conseguir bajar la guardia y acabar con él.

Ya no me ayudaba como desde niña pensé que lo hacía.

Ahora sé que lo necesité entonces para evitarme sufrimiento al descubrir que no me amaban como yo necesitaba que lo hicieran. 

Pero ese personaje me impedía sentir porque mi cabeza justificaba a través de mi razón lo que mi corazón era incapaz de asimilar desde la visión de una niña pequeña.

Y así durante años fui evitando sentir.

Pero no solamente lo hice con lo que me causaba dolor. También lo hacía cuando sentía amor, por el miedo a que me volvieran a hacer daño de nuevo. 

Y así fueron pasando los años hasta que de repente después de muchas experiencias dolorosas descubrí que para vivir es necesario sentir. 

Porque ¿de que me sirve estar viva si no siento que lo estoy?

Si me limito a seguir dejando que pase el tiempo haciendo lo que siempre he hecho, si impido con mi razón lo que verdaderamente me ilusiona por no escuchar a mi corazón,  entonces simplemente continuaré sobreviviendo pero nunca llegaré a sentirme realmente viva.

Solo rindiéndome y admitiendo mi fragilidad llegué a conocer mi verdadero poder.

Entonces y solo entonces fui consciente de que siempre fui lo que creí que era pero esa nunca fue la realidad. 

Solo fue mi interpretación de lo que me estaba sucediendo nada más.

Admitir que la historia que siempre me había contado jamás fue real fue el primer paso para poder cambiarlo todo. 

El pasado, el presente y por supuesto mi futuro.

El pasado nunca podré cambiarlo, es cierto, pero pude volver a interpretarlo con una nueva visión más real de lo que sucedió. 

El presente vivido con consciencia crea para mi unas experiencias distintas con las que puedo aprender, crecer y mejorar y que además crearán un futuro totalmente diferente en el que al igual que en el presente puedo disfrutar de sentir en que consiste para mi estar viva.

Rosa María de la Plaza
https://descubreelsentidodetuvida.com

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Despedirme de mí

He estado bastante tiempo sin publicar.

De vez en cuando necesito parar para recolocarme.

Dejar de ver la vida como pensaba que era lleva sus dificultades y a mi por lo menos me cuesta adaptarme.

Doy pasos adelante y luego paro un tiempo para poder seguir.

En esta ocasión he retrocedido también pero creo que todo esto es parte del proceso de despertar.

Interiorizar lo aprendido, hacerlo tuyo cuesta.

Hay que soltar lo anterior, lo que pensaba que era y a veces me aferro a lo que conozco porque me da miedo dar el salto al vacío que implica el aceptar que no soy quien todos estos años he pensado que era.

Despedirme de este personaje y abrazarme a lo que no estoy segura aún de ser me cuesta.

Noto mi resistencia y a la vez siento tanto miedo que tengo la necesidad de desconectar y seguir manteniéndome en mi zona de confort.

Pero hay algo que no me deja en paz.

Algo que me lleva a retomar eso que decidí dejar aparcado y me lleva a volver a conectar con lo que supongo que tendré que terminar de aceptar que soy.

Dejar de ser la Rosa María que conozco, hacer su duelo y abrazarme a la que realmente soy es lo que mi alma me lleva tiempo pidiendo.

Se que trasformaré mi vida para siempre y que seré más feliz aún, pero aceptar que puedo hacer lo que yo quiera con mi vida lleva aparejada también la responsabilidad de acertar en las decisiones que tome porque no solo me afectarán a mi y eso me paraliza.

Y la verdad es que no debería de preocuparme por ello porque todo es perfecto y lo será para mí también. 

Soltar mis miedos es lo que mi intuición/mi alma me dice que debo de hacer y mi ego me impide de mil maneras que lo haga.

He decidido que no puedo ya seguir así por más tiempo así que aquí estoy, hablando con vosotros, exteriorizando todo esto para de alguna manera admitir lo que me sucede y compartir lo que siento.

Consultaré con mi alma como dar el primer paso y cumplir así con lo que me está pidiendo. 

Así que ya os iré contando.


Descubre quién eres

Descubrir el sentido de la vida lleva tiempo.

Quizás más del necesario pues lo más difícil de conseguir es eliminar las creencias que nos han inculcado y que influyen enormemente en como vemos la vida y sobre todo en lo que pensamos que es.

Quitar todas esas creencias lleva mucho trabajo y esfuerzo pero no es esto lo más difícil.

Lo que más nos cuesta es darnos cuenta de que la realidad que creemos vivir no es más que una especie de sueño y que está basada en unas creencias que no son ciertas y que nos llevan a interpretar todo lo que nos está sucediendo y convertirlo en nuestra realidad.

Es decir la realidad que pensamos que estamos viviendo solo es la realidad personal que cada uno estamos creyendo vivir pero que no tiene nada que ver con la que interpretaríamos si nuestras creencias fueran distintas.

Por ejemplo si me hicieron creer que mi función en esta vida como mujer es tener hijos y no los deseo o, sobre todo, no puedo tenerlos me sentiré fatal por no realizar mi faceta de madre.

Pero además me sentiré culpable por ello y juzgaré también a las que estén en mi misma situación.

Darnos cuenta de que en realidad nuestros pensamientos están basados en montones de creencias que no son ciertas es la parte más dificultosa para llegar a comprendernos.

Al quitarnos de encima un montón de capas que tuvimos que ir poniendo para defendernos de lo que creíamos que venía del exterior e ignorábamos que eran creadas por nosotros mismos para protegernos del dolor que nos causaba ser distintos a lo que se esperaba de nosotros.

El dolor que nos produce el rechazo puede durarnos toda la vida si no somos capaces de descubrir que lo que otros esperaban que fuésemos estaba basado en sus propias creencias y que les llevaron a protegerse de la misma manera que hemos hecho nosotros para que no saliese a la luz su fragilidad, su verdadera personalidad y poder vivir creyendo que así no se notaría su sentimiento de culpabilidad por ser diferentes al resto.

Hay cosas que tenemos que descubrir sobre nosotros.

Tenemos que quitarnos el miedo que nos produce el salir de debajo de esas capas que son las únicas que realmente causan nuestro sufrimiento por no permitirnos ser lo que realmente somos.

Tenemos que reconocer que a los únicos que nos debemos lealtad es a nosotros mismos.

Que nuestros familiares han vivido o están viviendo sus vidas como han entendido que deben hacerlo pero que no tenemos porque privarnos de vivir la que nosotros queremos solamente por no desagradarles a ellos.

Si no nos entienden es su problema, el nuestro es cuidar de nosotros.

Es dejar de sufrir por no amarnos y respetarnos a nosotros mismos.

Ellos desconocen el sufrimiento que nos causa el no poder mostrarnos como somos.

Y lo desconocen porque tampoco reconocen el suyo propio por el mismo motivo que el nuestro y porque se han pasado la vida creyendo que la causa de su sufrimiento viene siempre de fuera de ellos.

Permítete descubrir quién eres para poder vivir en paz contigo mismo y para poder empezar a ver la vida como es.


Suelta cualquier expectativa

Soltar el control, al contrario de lo que pensamos, nos brinda la posibilidad de disfrutar de estar vivos.

Perdemos muchas oportunidades que la vida nos brinda por poner expectativas en ellas.

Las cosas nunca serán cono nosotros pretendemos que sean así que cuanto antes soltemos lo que esperamos que suceda antes comenzaremos a disfrutar de todo lo que nos llega.

Podremos de esta manera disfrutar de nuevas relaciones, nuevos trabajos o nuevas experiencias desde las emociones que nos pueden proporcionar cuando no esperamos que suceda nada y dejándonos sorprender.

Pero solo podremos disfrutar desapegándonos de los resultados.

En realidad todas las experiencias nos llevan a aprender cosas de nosotros que desconocemos y a conectar con nuestra verdadera esencia, con nuestro yo más profundo.

Pero para poder aprovechar estos aprendizajes deberíamos de ver todo lo que nos sucede prestando atención a cómo nos hacen sentir esas experiencias.

Y las expectativas nos hacen distanciarnos de nosotros para prestar la atención en lo de fuera, esperando que lo que sea que nos aparezca nos de la felicidad que tanto ansiamos encontrar y que jamás encontraremos fuera.

Solo podremos encontrarla conectando con nosotros y proporcionándonos todo lo que siempre estuvimos buscando que desde fuera nos dieran los demás.

Nadie puede llenar el enorme vacío que sentimos cuando buscamos que nos valoren y nos amen.

Nunca conseguiremos que alguien lo haga si no nos valoramos y amamos primero nosotros.

Y para eso no debemos poner expectativas en nada ni nadie que se cruce en nuestro camino porque esas experiencias que nos vienen a brindar siempre van a mostrarnos algo sobre nosotros y nunca nos van a proporcionar felicidad.

La felicidad se comparte pero no se puede dar porque no viene de fuera, es algo que ya está en nosotros pero que nuestra desconexión con nuestro yo profundo no nos permite percibir.

Solo podremos ser felices cuando nos conozcamos en profundidad y dejemos de buscar fuera lo que solo podemos proporcionarnos nosotros mismos.

Pero para ello debemos abandonar el victimismo y asumir nuestra responsabilidad en todo lo que nos sucede, dejando de buscar culpables fuera.

Por ese motivo debemos de abandonar la idea cuanto antes de que algo o alguien nos va a hacer felices.

Solo así podremos soltar cualquier expectativa de cualquier resultado de lo que pueda suceder ante cualquier situación.

Deberíamos de poder hacerlo si antes hemos aprendido a responsabilizarnos de nosotros mismos.

Cuando nos amamos podemos relajarnos pues aceptamos todo lo que nos viene sin oponer resistencias, porque sabemos que necesitamos pasar por esa experiencia en ese precioso momento de nuestra vida para conocernos más y ser mejores.

Y fluiremos con ella con la seguridad de que si en algún momento nos llegase a molestar, sabremos cuidar de nosotros y apartarnos de eso que nos causa dolor, sin oponer resistencia ni querer cambiarlo.

Simplemente soltaremos y volveremos a estar dispuestos a disfrutar de nuestro presente y de lo que la vida nos vuelva a presentar en él.


Evita la queja y busca soluciones

¿Habéis notado que estar con alguien negativo merma vuestra energía y os deja cansados?

Hay personas con experiencias de vida muy duras y sin embargo las aceptan e intentan salir adelante buscando soluciones a sus necesidades. 

Pero hay personas que a pesar de tener una vida que muchos para sí la quisieran, parece que no valoran lo que tienen y se pasan los días y las horas quejándose por casi todo.

Podemos encontrar esta gente por todos los sitios, en nuestra familia, en nuestras amistades, en nuestro trabajo, etc.

Intentamos animarles y les proporcionamos nuestro punto de vista e incluso posibles soluciones a los problemas que comparten con nosotros y después de un tiempo nos sorprenden porque no hacen nada para salir de las situaciones de las que se quejan.

Se han acomodado en la situación de víctimas de las situaciones que ellos interpretan que viven y que solo ven ellos, ignorando que nada de lo que piensan que sucede, está pasando en realidad.

Porque las cosas simplemente suceden y son las interpretaciones que hacemos de ellas las que nos hacen sufrir. 

No podemos hacer nada para cambiar su percepción pues si lo intentamos hacer nos encontraremos con su más profunda protesta y pasaremos a formar parte de aquellos que ellos interpretan que son sus enemigos.

Además no debemos intentar que entiendan algo para lo que aún no están preparados para aprender.

Todos tenemos nuestros tiempos y nadie nos puede sacar de nuestra realidad (la que cada uno interpretamos que sucede) si nosotros no estamos preparados para recibir esa información. 

Si no estamos buscando respuestas a lo que nos está sucediendo y nos mantenemos solo en la queja de lo que creemos que nos están haciendo los demás o las circunstancias que vivimos, nunca podremos cambiar nuestra percepción y por lo tanto también cambiar la interpretación de lo que creemos que está pasando en nuestras vidas.

Solo cuando nos rendimos y admitimos nuestra responsabilidad en todo aquello que  hacemos o dejamos de hacer nos permitimos abrir nuestra mente a una realidad muy diferente.

Pero a eso solo podemos llegar por nosotros mismos.

Por este motivo debemos permitir su propia evolución a todas las personas que se crucen en nuestro camino, y la mejor cosa que podemos hacer por ellas es dejar de intentar arreglarles su vida y centrarnos en la nuestra.

Amarnos y amar a los demás consiste en esto.

Aceptar a los demás a veces nos aleja de personas que queremos pero es que el amor consiste en eso: aceptar a los demás siendo como son y permitirles su propio desarrollo y evolución.

Solo podemos amarlos permitiéndoles seguir a su propio ritmo su proceso.

Y solo podemos amarnos siguiendo de la misma forma con el nuestro.

Comprométete con tu propio proceso y rodéate de gente que como tú evite la queja y busque soluciones.

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No confundas el amor con la compasión

No amamos a alguien cuando nos mantenemos en relaciones que nos hacen sentir incómodos a pesar de creer que estamos ayudando a la otra persona para que salga de su propia infelicidad.

Cuando permitimos que no nos traten con cariño y con respeto no nos estamos amando a nosotros.

Permanecer en relaciones así nos daña mucho más de lo que somos capaces de reconocer porque estamos evitando sentirnos a nosotros mismos al poner nuestra atención constantemente en lo que siente el otro y poniéndole por delante de nuestras propias necesidades emocionales.

Negarmos a nosotros es lo peor que nos podemos hacer.

Es la forma más cruel que tenemos para dañar a cualquiera. Negarle a alguien lo que siente o ignorar sus sentimientos es lo peor que  podemos hacer con una persona a nivel emocional.

Cuando nos mantenemos en relaciones dolorosas solemos pensar que es el otro el que tiene problemas y probablemente veremos que sufre.

También solemos intentar ayudarle para que pueda ser feliz, creyendo que nosotros podemos hacer algo para que lo consiga.

Pero nosotros nunca podremos lograr que alguien sea feliz.

Podremos procurar a otros momentos placenteros pero que serán efímeros porque la felicidad no tiene que ver con nada externo a nosotros sino con nuestra coherencia con nosotros mismos, con nuestra paz interior.

Y no podemos estar en paz si estamos permitiendo que no nos traten con el amor que nos merecemos.

Confundimos el amor con la compasión.

Nos gustaría ver a las personas que están en nuestras vidas felices pero para eso primero tenemos que ser felices nosotros y el primer paso es dejar de poner nuestra atención en los otros y ponerla en nosotros mismos.

Porque la vida siempre nos va a mostrar lo que necesitamos aprender para sanarnos y para ello los demás siempre serán nuestro reflejo.

Por eso los otros siempre nos van a mostrar nuestra propia infelicidad a través de la suya.

Y solo centrándonos en nuestras emociones podremos volver a reconectar con nosotros mismos y darnos todo ese amor que buscamos fuera y que nadie jamás nos podrá proporcionar.

Creemos que alguien nos amará tanto que no necesitaremos nada más para ser felices.

Nos mantenemos en relaciones dolorosas esperando recibir ese amor que pensamos que nosotros si proporcionamos a los otros siendo complacientes con ellos a pesar del dolor que nos causan porque creemos que en eso consiste el amor.

Pero el amor no tiene nada que ver con esto.

Para amarnos a nosotros no podemos permitir a nadie que nos trate mal y nos haga daño.

Para amar a los otros no debemos de permitirles que nos traten mal, pues permitirles hacerlo solo les enseñará que deben permanecer en una relación que no les satisface y que no deben amarse a sí mismos, como estamos haciendo nosotros.

El amor es aceptar al otro con sus luces y con sus sombras pero aceptar no es aguantarnos con cualquiera.

Aceptar es permitirle al otro ser como es y si nosotros no somos felices dejarle y no pretender cambiarle.

Amar, al contrario de lo que pensamos cuando creemos que si dejamos a quienes queremos les haremos daño, conlleva alejarnos y permitir que los otros tengan sus propios procesos.

Cada uno somos responsables de nuestro proceso.

Sentir compasión por otras personas y no respetar sus propios procesos no es amarlas.

Cada uno llevamos nuestro propio ritmo en nuestro aprendizaje y no debemos pretender con nuestra forma de ver la vida, influir en los tiempos y en la manera en que hagan su proceso los demás.

Todos estamos aquí para amarnos y disfrutar de estar vivos.

Cuando comprendemos esto entendemos en que consiste realmente el amor.

Rosa María de la Plaza

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¡Crea la vida que te mereces!


Cuando desconocemos en qué consiste estar vivos creemos que todo lo que nos sucede no tiene nada que ver con nosotros y pensamos que tenemos que conformarnos con algunas de las cosas que nos tocan vivir e incluso algunas personas están convencidas de que a esta vida vienen a sufrir.

Pero nada más alejadas de la realidad pueden ser estas creencias, que además son las que nos impiden ver lo que realmente está sucediendo.

Así como una gota del océano no es todo el océano pero tampoco podemos decir que no sea el océano pues es una pequeñísima parte de él, nosotros estamos hechos de una pequeñísima parte de todo lo que creo todo esto que percibimos y que cada uno le podemos llamar  de muy diferentes maneras (Dios, universo, etc.) pero que todos sabemos a que nos estamos refiriendo.

Por lo tanto somos creadores también pues, al igual que la gota del mar tiene las mismas características que éste, nosotros tenemos las mismas características del creador.

Creamos de diferentes maneras pero sobre todo con nuestra mente y con nuestros sentimientos.

Y lo hacemos a pesar de que no queramos hacerlo o de que ignoremos que lo hagamos.

Lo llevamos haciendo desde pequeños sin ser conscientes de ello así que  cuanto antes aprendamos esto antes podremos crear las vidas que deseemos, porque lo que estamos viviendo en nuestro presente actual es lo que creamos en nuestro pasado, a pesar de que nos empeñemos en buscar culpables siempre en algo o alguien externo a nosotros de todo lo que no nos gusta de nuestras vidas .

Empecinarnos en no creer esto cuando por fin nos lo muestran otras personas que, al igual que en esto que ahora estás leyendo, nos muestran que la realidad que nosotros percibimos no es real, pues siempre es subjetiva, solo nos llevará a sufrir porque mientras pensemos que no podemos hacer nada por cambiar lo que supuestamente tiene la culpa de las cosas que nos suceden, esos mismos pensamientos nos impedirán cambiar nuestras creaciones.

Y seguiremos creando eso que pensamos que es la vida y que será lo mismo e incluso peor que lo que llevamos viviendo hasta ahora.

Así que si pensamos que a esta vida hemos venido a sufrir, a través de nuestras interpretaciones sobre lo que nos está sucediendo nos confirmaremos en nuestras creencias y sentiremos que no somos merecedores de nada mejor.

Y así seguiremos creando porque no olvidemos que creamos continuamente aunque ignoremos que lo hacemos.

La única manera de salir de ahí es dándonos cuenta de lo que realmente somos y plantearnos que la vida no es eso que creemos que es y comenzar a plantearnos muchas preguntas que a su debido tiempo la vida nos irá contestando.

Observar la vida en general y la nuestra propia en particular como una gran oportunidad de crear todo lo que nos hace sentirnos bien con nosotros mismos, nos permitirá disfrutarla y ser felices.

¡Deja de verte como alguien pusilánime y reconócete como lo que verdaderamente eres!

Crearás la vida que crees que te mereces siempre, aunque no quieras hacerlo.

¡Ahora ya lo sabes: solo tienes que decidir cuál es la que crees que es y ponerte en acción!


El presente y nuestra responsabilidad

Solemos elucubrar con que hubiese sido si cuando sucedió tal cosa hubiésemos hecho tal otra y no la que hicimos.

Curiosamente lo hacemos con mucha frecuencia cuando el resultado de nuestra decisión no es el que nosotros esperábamos y no cuando cuando las cosas han ido bien.

Pero haciendo esto solo perdemos el tiempo porque jamás podremos cambiar algo que sucedió en el pasado.

Sin embargo seguimos dándole vueltas y más vueltas y buscando culpables de todo lo que consideramos malo en nuestras vidas evitando responsabilizarnos de nuestras decisiones.

Ignoramos que al hacer esto en realidad nos estamos impidiendo que nuestras vidas mejoren pues creemos que no podemos hacer nada para cambiar lo que no nos gusta cuando nos negamos a ver la realidad: la vida siempre nos mostrará lo que nosotros creemos y si lo que estamos creando es que nosotros no somos responsables de lo que nos sucede pues así interpretaremos todo lo que nos pase.

Sin embargo cuando decidimos tomar las riendas de nuestras vidas y creamos desde la responsabilidad de nuestros actos podremos darnos cuenta del poder que tenemos para evitar tomar las decisiones que nos dañan.

No podemos, por ejemplo, acusar a la vida ni a nuestra pareja de tener una mala relación cuando nosotros la elegimos a pesar de no terminar de gustarnos algunas cosas, ni cuando a pesar de pasarlo mal continuamos permaneciendo ahí buscando mil excusas para no salir de ella.

Mientras no reconozcamos nuestra responsabilidad no reconoceremos nuestro auténtico poder de crear la vida que nosotros soñamos.

Es doloroso reconocer que somos los verdaderos responsables de permitir que nos dañen pero solo podemos salir de ese círculo vicioso reconociendo que no nos amamos cuando nos mantenemos en situaciones que nos hacen sufrir.

Cada uno de nosotros somos los únicos responsables de nuestras propias vidas.

No somos responsables de nadie más.

Nuestros hijos son nuestra responsabilidad mientras son pequeños, después es su propia responsabilidad la de sus vidas.

Responsabilizarnos en nuestro presente nos hará tener un futuro diferente al que vivimos desde la irresponsabilidad pero no olvidemos que ni el pasado ni el futuro existen porque siempre estamos viviendo en un continuo presente.

Recuerda siempre esto: el pasado y el futuro no existen, son tan solo una ilusión creada por nosotros para evitar vivir el momento presente y nuestra responsabilidad en él.