Suelta cualquier expectativa

Soltar el control, al contrario de lo que pensamos, nos brinda la posibilidad de disfrutar de estar vivos.

Perdemos muchas oportunidades que la vida nos brinda por poner expectativas en ellas.

Las cosas nunca serán cono nosotros pretendemos que sean así que cuanto antes soltemos lo que esperamos que suceda antes comenzaremos a disfrutar de todo lo que nos llega.

Podremos de esta manera disfrutar de nuevas relaciones, nuevos trabajos o nuevas experiencias desde las emociones que nos pueden proporcionar cuando no esperamos que suceda nada y dejándonos sorprender.

Pero solo podremos disfrutar desapegándonos de los resultados.

En realidad todas las experiencias nos llevan a aprender cosas de nosotros que desconocemos y a conectar con nuestra verdadera esencia, con nuestro yo más profundo.

Pero para poder aprovechar estos aprendizajes deberíamos de ver todo lo que nos sucede prestando atención a cómo nos hacen sentir esas experiencias.

Y las expectativas nos hacen distanciarnos de nosotros para prestar la atención en lo de fuera, esperando que lo que sea que nos aparezca nos de la felicidad que tanto ansiamos encontrar y que jamás encontraremos fuera.

Solo podremos encontrarla conectando con nosotros y proporcionándonos todo lo que siempre estuvimos buscando que desde fuera nos dieran los demás.

Nadie puede llenar el enorme vacío que sentimos cuando buscamos que nos valoren y nos amen.

Nunca conseguiremos que alguien lo haga si no nos valoramos y amamos primero nosotros.

Y para eso no debemos poner expectativas en nada ni nadie que se cruce en nuestro camino porque esas experiencias que nos vienen a brindar siempre van a mostrarnos algo sobre nosotros y nunca nos van a proporcionar felicidad.

La felicidad se comparte pero no se puede dar porque no viene de fuera, es algo que ya está en nosotros pero que nuestra desconexión con nuestro yo profundo no nos permite percibir.

Solo podremos ser felices cuando nos conozcamos en profundidad y dejemos de buscar fuera lo que solo podemos proporcionarnos nosotros mismos.

Pero para ello debemos abandonar el victimismo y asumir nuestra responsabilidad en todo lo que nos sucede, dejando de buscar culpables fuera.

Por ese motivo debemos de abandonar la idea cuanto antes de que algo o alguien nos va a hacer felices.

Solo así podremos soltar cualquier expectativa de cualquier resultado de lo que pueda suceder ante cualquier situación.

Deberíamos de poder hacerlo si antes hemos aprendido a responsabilizarnos de nosotros mismos.

Cuando nos amamos podemos relajarnos pues aceptamos todo lo que nos viene sin oponer resistencias, porque sabemos que necesitamos pasar por esa experiencia en ese precioso momento de nuestra vida para conocernos más y ser mejores.

Y fluiremos con ella con la seguridad de que si en algún momento nos llegase a molestar, sabremos cuidar de nosotros y apartarnos de eso que nos causa dolor, sin oponer resistencia ni querer cambiarlo.

Simplemente soltaremos y volveremos a estar dispuestos a disfrutar de nuestro presente y de lo que la vida nos vuelva a presentar en él.


Evita la queja y busca soluciones

¿Habéis notado que estar con alguien negativo merma vuestra energía y os deja cansados?

Hay personas con experiencias de vida muy duras y sin embargo las aceptan e intentan salir adelante buscando soluciones a sus necesidades. 

Pero hay personas que a pesar de tener una vida que muchos para sí la quisieran, parece que no valoran lo que tienen y se pasan los días y las horas quejándose por casi todo.

Podemos encontrar esta gente por todos los sitios, en nuestra familia, en nuestras amistades, en nuestro trabajo, etc.

Intentamos animarles y les proporcionamos nuestro punto de vista e incluso posibles soluciones a los problemas que comparten con nosotros y después de un tiempo nos sorprenden porque no hacen nada para salir de las situaciones de las que se quejan.

Se han acomodado en la situación de víctimas de las situaciones que ellos interpretan que viven y que solo ven ellos, ignorando que nada de lo que piensan que sucede, está pasando en realidad.

Porque las cosas simplemente suceden y son las interpretaciones que hacemos de ellas las que nos hacen sufrir. 

No podemos hacer nada para cambiar su percepción pues si lo intentamos hacer nos encontraremos con su más profunda protesta y pasaremos a formar parte de aquellos que ellos interpretan que son sus enemigos.

Además no debemos intentar que entiendan algo para lo que aún no están preparados para aprender.

Todos tenemos nuestros tiempos y nadie nos puede sacar de nuestra realidad (la que cada uno interpretamos que sucede) si nosotros no estamos preparados para recibir esa información. 

Si no estamos buscando respuestas a lo que nos está sucediendo y nos mantenemos solo en la queja de lo que creemos que nos están haciendo los demás o las circunstancias que vivimos, nunca podremos cambiar nuestra percepción y por lo tanto también cambiar la interpretación de lo que creemos que está pasando en nuestras vidas.

Solo cuando nos rendimos y admitimos nuestra responsabilidad en todo aquello que  hacemos o dejamos de hacer nos permitimos abrir nuestra mente a una realidad muy diferente.

Pero a eso solo podemos llegar por nosotros mismos.

Por este motivo debemos permitir su propia evolución a todas las personas que se crucen en nuestro camino, y la mejor cosa que podemos hacer por ellas es dejar de intentar arreglarles su vida y centrarnos en la nuestra.

Amarnos y amar a los demás consiste en esto.

Aceptar a los demás a veces nos aleja de personas que queremos pero es que el amor consiste en eso: aceptar a los demás siendo como son y permitirles su propio desarrollo y evolución.

Solo podemos amarlos permitiéndoles seguir a su propio ritmo su proceso.

Y solo podemos amarnos siguiendo de la misma forma con el nuestro.

Comprométete con tu propio proceso y rodéate de gente que como tú evite la queja y busque soluciones.

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No confundas el amor con la compasión

No amamos a alguien cuando nos mantenemos en relaciones que nos hacen sentir incómodos a pesar de creer que estamos ayudando a la otra persona para que salga de su propia infelicidad.

Cuando permitimos que no nos traten con cariño y con respeto no nos estamos amando a nosotros.

Permanecer en relaciones así nos daña mucho más de lo que somos capaces de reconocer porque estamos evitando sentirnos a nosotros mismos al poner nuestra atención constantemente en lo que siente el otro y poniéndole por delante de nuestras propias necesidades emocionales.

Negarmos a nosotros es lo peor que nos podemos hacer.

Es la forma más cruel que tenemos para dañar a cualquiera. Negarle a alguien lo que siente o ignorar sus sentimientos es lo peor que  podemos hacer con una persona a nivel emocional.

Cuando nos mantenemos en relaciones dolorosas solemos pensar que es el otro el que tiene problemas y probablemente veremos que sufre.

También solemos intentar ayudarle para que pueda ser feliz, creyendo que nosotros podemos hacer algo para que lo consiga.

Pero nosotros nunca podremos lograr que alguien sea feliz.

Podremos procurar a otros momentos placenteros pero que serán efímeros porque la felicidad no tiene que ver con nada externo a nosotros sino con nuestra coherencia con nosotros mismos, con nuestra paz interior.

Y no podemos estar en paz si estamos permitiendo que no nos traten con el amor que nos merecemos.

Confundimos el amor con la compasión.

Nos gustaría ver a las personas que están en nuestras vidas felices pero para eso primero tenemos que ser felices nosotros y el primer paso es dejar de poner nuestra atención en los otros y ponerla en nosotros mismos.

Porque la vida siempre nos va a mostrar lo que necesitamos aprender para sanarnos y para ello los demás siempre serán nuestro reflejo.

Por eso los otros siempre nos van a mostrar nuestra propia infelicidad a través de la suya.

Y solo centrándonos en nuestras emociones podremos volver a reconectar con nosotros mismos y darnos todo ese amor que buscamos fuera y que nadie jamás nos podrá proporcionar.

Creemos que alguien nos amará tanto que no necesitaremos nada más para ser felices.

Nos mantenemos en relaciones dolorosas esperando recibir ese amor que pensamos que nosotros si proporcionamos a los otros siendo complacientes con ellos a pesar del dolor que nos causan porque creemos que en eso consiste el amor.

Pero el amor no tiene nada que ver con esto.

Para amarnos a nosotros no podemos permitir a nadie que nos trate mal y nos haga daño.

Para amar a los otros no debemos de permitirles que nos traten mal, pues permitirles hacerlo solo les enseñará que deben permanecer en una relación que no les satisface y que no deben amarse a sí mismos, como estamos haciendo nosotros.

El amor es aceptar al otro con sus luces y con sus sombras pero aceptar no es aguantarnos con cualquiera.

Aceptar es permitirle al otro ser como es y si nosotros no somos felices dejarle y no pretender cambiarle.

Amar, al contrario de lo que pensamos cuando creemos que si dejamos a quienes queremos les haremos daño, conlleva alejarnos y permitir que los otros tengan sus propios procesos.

Cada uno somos responsables de nuestro proceso.

Sentir compasión por otras personas y no respetar sus propios procesos no es amarlas.

Cada uno llevamos nuestro propio ritmo en nuestro aprendizaje y no debemos pretender con nuestra forma de ver la vida, influir en los tiempos y en la manera en que hagan su proceso los demás.

Todos estamos aquí para amarnos y disfrutar de estar vivos.

Cuando comprendemos esto entendemos en que consiste realmente el amor.

Rosa María de la Plaza

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