La primera vez que te vi no sabía hasta que punto ibas a afectar mi vida.
Se que si apareciste en mi vida no se debió a una casualidad sino a que teníamos que encontrarnos para aprender algo el uno del otro y tenía curiosidad por saber que sería.
Lo que te he aportado yo a ti ni lo sé ni me importa pues tiene que ver solo contigo, pero lo que he aprendido yo ha sido importante para mí.
La verdad es que la mayoría de las cosas que he aprendido contigo ya las sabía pero reconozco que las había dejado aparcadas en la confusión que me produjeron estos últimos cuatro años en los que me han sucedido tantas cosas.
Tras enfrentarme a mi enfermedad y gracias a Dios superarla, y tras pasar la pandemia que todos hemos vivido me acostumbré a estar sola.
Me había convencido de que esta era la mejor forma en la que podía pasar el resto de mi vida.
Y me acomodé en esa situación que me aportaba seguridad y la tranquilidad de saber que no volvería a sufrir por amor como anteriormente me había sucedido en varias ocasiones.
Olvidando que me estaba perdiendo muchas cosas.
Pero mientras te iba conociendo me fui ilusionando de nuevo y me volví a sentir viva.
Volví a sentirme vulnerable.
En principio reconozco que me dio miedo, pero decidí jugármela por el simple hecho de no querer perderme el sentirme viva de nuevo.
Sentir el placer de tu mano cuando me agarrabas, de caminar abrazada a ti, de besarte, de contarte mis cosas y que me contaras las tuyas, de esperar tu saludo por la mañana y tu llamada por la noche, de esperarte ilusionada en la estación cuando venías a verme, de bailar pegados mirándonos a los ojos, de volver a tener sexo, todas estas cosas me hicieron querer volver a sentirme viva de nuevo.
Abandonar la seguridad que me producía la rutina en la que me encontraba me dio la posibilidad de volver a sentir que puedo amar y sentirme amada y eso que ya había desistido sentir en pareja, me diste la oportunidad de recordarlo y de darme cuenta de que lo quiero tener presente en mi vida y que para mi es muy importante.
Te conté que después de haber tenido varias relaciones tóxicas ahora me merecía vivir algo bonito y me lo diste.
Gracias por los días que me hiciste vivir.
En muy poco tiempo me has ofrecido una historia tan bonita como te pedí aunque el final no lo haya sido.
Pero ningún final es bonito ¿verdad? Solo los de las películas que se quedan sin contar toda la historia.
Decidiste no seguir lo que estábamos empezando y yo, aunque en un principio no entendí nada y no lo pasé bien, después de unos días me hice consciente de que tu decisión no tiene que ver conmigo sino que tiene que ver únicamente contigo y tu manera de pensar y de sentir.
Gracias por enseñarme desde el amor lo que yo necesitaba sentir y recordar.
Acepto tu decisión y te dejo ir de mi vida deseando que consigas lo que deseas para la tuya y que seas muy feliz.
Y como me amo a mi misma, te suelto y me abro a conocer a otra persona que pueda darme amor y recibir el mío y me deseo también lo mismo para mí.