Olvídate de ser perfect@

Es inútil pretender ser perfecto.

Somos humanos y tenemos cosas buenas y cosas que no lo son tanto.

Aceptar esto es aceptar también una parte importante de lo que somos.

Se nos olvida que lo somos si pretendemos ser perfectos.

¿Quién nos ha dicho que lo podemos ser?

Si somos humanos es porque debemos serlo porque aunque creamos lo contrario todo es perfecto.

Si esto no fuese así hubiésemos nacido de otra manera y seríamos otra cosa.

Pero no: somos humanos y cuanto antes aceptemos esa parte nuestra antes nos irá mejor.

El pensar que podemos ser perfectos nos causa sufrimiento.

Solemos creer que las cosas son solamente de una manera y que hacerlas de otra no estará bien.

Eso nos lleva a cometer errores pues lo que les ha servido a unos no nos tiene porque funcionar a otros, así que lo mejor que podemos hacer es abrir nuestra mente y escuchar a nuestro corazón.

Es intrínseco del ser humano el aprender de nuestros propios errores.

Es más me atrevería a decir que gracias a eso nos sentimos más vivos.

Creo que una vida totalmente lineal sería muy aburrida.

No podríamos superarnos y valorar todas aquellas cosas que conseguimos por nosotros mismos que al fin y al cabo son las que mayores satisfacciones nos proporcionan.

Además equivocarnos es parte del plan de nuestra vida.

Venimos a esta vida a disfrutarla pero también a aprender y a superarnos. 

A ser cada vez mejores personas y a comprender lo que en realidad somos y lo que nos hace felices.

Para mi la vida es como un juego en el que todo está embrollado y en el que tienes que ir descubriendo lo que de verdad importa.

Y para ello necesitamos equivocarnos.

Necesitamos quitar todo eso que nos hacen creer que necesitamos para ser felices y que en realidad nos lleva a sufrir.

Los errores que cometemos al contrario de lo que pensamos nos enseñan cosas y no son la causa de nuestro sufrimiento sino las oportunidades que nos brinda la vida para salir de esa rueda en la que estamos metidos y en la que ignoramos que participamos.

Nuestros errores nos llevan a ver que ese no es nuestro camino.

Que la felicidad no nos la puede proporcionar nada ni nadie que venga de fuera de nosotros.

Que nosotros ya somos felices de por sí pero tenemos que salir de ese círculo vicioso en el que nos mantenemos creyendo que las cosas materiales y los demás son los que nos causarán felicidad.

La felicidad no se puede proporcionar solo se puede compartir.

Y a mi modo de ver en esto consiste estar vivo: descubrir el juego y vivir sabiendo que estás jugando.

Pero eso sí ahora siendo consciente de ello.

De esta manera la vida toma otra dimensión muy diferente a la que podemos percibir cuando desde el desconocimiento creemos que para ser felices debemos ser perfectos.

Así los errores y los problemas se convierten en oportunidades para conocernos mejor y en retos para comprobar que somos mucho más valiosos y tenemos mucho más poder de lo que nosotros pensamos.

Y que las únicas limitaciones que nos han llevado a no conseguir lo que nos merecemos han sido las que nos hemos puesto a nosotros mismos por lo que creíamos que éramos.

Así comprendemos que somos mucho más que humanos, pero eso ya lo intuíamos, ¿verdad?

Cuando descubrí esto cambió por completo mi vida.

Así que ahora ya lo sabes:

Solo siendo imperfectos llegaremos a sentir esa felicidad que ya venía de serie con nosotros cuando llegamos a este mundo.

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