Seguramente a la mayoría os ha pasado alguna vez y a muchos unas cuantas lo que voy a compartir hoy con vosotros.
Reconozco que me ha sucedido varias veces.
Hasta que descubrí que hay otra manera de vivir y que a mi nadie me había hablado de ello.
Pero vamos al tema.
Solemos pensar que cuando tenemos cualquier cosa lo mejor que puede sucedernos es que nos dure para siempre.
Y, claro está, si nos resulta agradable mucho más.
Esto por supuesto nos da seguridad sobre todo cuando es algo que de perderlo supondría para nosotros un descalabro como puede ser una relación o un trabajo.
Por ese motivo tendemos a querer poseer todo aquello a lo que damos importancia para el resto de nuestras vidas.
Por eso nos apegamos a nuestras parejas, nuestros familiares más queridos, nuestros trabajos, nuestras casas, etc.
Y algunas no precisamente son beneficiosas para nosotros pero no nos atrevemos a soltarlas por la inseguridad y el dolor que pensamos nos causaría perderlas.
Pero suele suceder que cuando nos apegamos a alguien o a algo no vemos clara la realidad y nos metemos en historias que al principio nos parecen maravillosas pero que no tardando mucho nos hacen sufrir.
Y así aguantamos en relaciones, en trabajos o en situaciones que nos hacen sufrir sin hacer nada por evitarlas.
Si conseguiesemos desapegarnos de las situaciones que vivimos, seríamos capaces de discernir entre lo que sucede realmente y lo que nosotros pensamos que está sucediendo.
Y esto nos llevaría a contemplar la realidad y a disfrutarla mientras comprobamos si lo queremos mantener en nuestra vida o a decidir que eso no nos encaja y preferimos soltarlo.
Pero como no sabemos vivir sin apegarnos nos mantenemos en la ilusión de que las cosas «no son como nos parecen» o que «cambiarán más adelante» y nos quedamos en situaciones que nos amargan la vida.
Y de esta manera, aunque algunas personas sean capaces de cortarlas, un gran número nos quedamos paralizados y no somos capaces de salir de lío en el que nos hemos metido nosotros solos inconscientemente.
El desapego al contrario de lo que muchos creen no tiene nada que ver con la frialdad sino con disfrutar las cosas desde la realidad que estamos viviendo.
Simplemente el desapego nos hace vivir con los pies en la tierra y no vivir en la ilusión de lo que quisiéramos que fuera.
Si lo conociéramos no nos quedaríamos situaciones en las que después de mucho dolor nos hacemos conscientes de que esa ilusión que estabamos viviendo solo era eso una ilusión y que dista mucho de lo que pensábamos que era.
Cuando practicamos el desapego nos damos cuenta de lo que está sucediendo y solo participamos si nos interesa disfrutar de las situaciones que vivimos y evitamos el sufrimiento porque aceptamos la realidad.
Está claro que mantener una mala relación o las malas elecciones que hagamos en esta vida son nuestra responsabilidad asi como el cuidar de nosotros mismos y procurarmos felicidad es nuestro deber.
Por lo tanto mantenernos en situaciones que nos causan sufrimiento es nuestra decisión y soltar lo que nos hace sufrir también lo es.
Aunque desde luego podemos obviar esto y mantenernos en la queja de que la culpa es de los demás y que nosotros no podemos hacer nada por cambiarlo.
Pero el eludir la responsabilidad de nuestra propia vida es la principal causa de nuestro sufrimiento.
Asi que desapégate y deja de esperar que la felicidad venga de fuera de tí.
Sigue mi consejo: mantente solo en las situaciones que te hagan sentir bien y suelta lo que te haga sentir mal.
Deja de esperar que las personas o las situaciones cambien y acéptalas como son.
Y si tienes que dejarlas ir porque que te causan dolor suéltalas.
¡Solo así serás feliz!