Esta nueva situación que estamos viviendo con el coronavirus está sacando de nosotros cosas que quizá no se hubieran visto de otra manera.
Está claro que cuando la vida nos confronta con una situación que nos impacta nos hace que nos replanteemos toda nuestra existencia.
Sobre todo nos sucede cuando lo que nos pone por delante es la noticia de nuestra propia muerte o la de alguien muy querido y que llega de repente cuando no se la esperaba.
Pero también sucede cuando hay un cambio importante en nuestras vidas y que en cierta forma podríamos interpretar como una muerte menor, pues cualquier pérdida significativa para nosotros lleva aparejada su consiguiente duelo para que podamos superarla.
Así la pérdida de un amor, la del trabajo, la de la clase social a la que hasta ese momento perteneciamos antes de perder la empresa o el trabajo que teníamos pueden convertirse en esa situación que nos impacta y que nos llevan a plantearnos cosas que nunca antes pensamos.
En esta ocasión además de las cosas anteriores hemos podido enfrentarnos a la pérdida de nuestra libertad.
La de decidir que queremos hacer marcandonos hasta la hora en la que podemos salir a la calle entre otras cosas y la de movimiento que nos impide hacer cualquier cosa fuera de los límites de la puerta de nuestra casa.
También nos ha enfrentado al encierro, al no poder salir ni siquiera a pasear de nuestras casas durante más de dos meses y que de esta manera se han convertido en nuestras propias celdas de reclusión e incluso de aislamiento en muchos casos.
Por todas estas cosas que nos ha forzado a vivir el covid 19 para muchos está siendo motivo de sufrimiento.
No ya solo por las numerosas enfermedades y muertes de las que estamos todos rodeados y hemos sentido de una u otra manera, sino por la desesperación que supone el querer volver atrás, a desear que no suceda algo que no pueden evitar y que les paraliza por completo al no poder aceptar los cambios que les vienen y nos vienen a todos a partir de ahora.
El querer volver al pasado nos lleva a no aceptar nuestro presente y por lo tanto a sufrir. Y cuanto antes nos demos cuenta de esto antes podremos vivir con plenitud todo lo que la vida nos vaya presentando.
El oponer resistencia, no solo nos dejará agotados al gastar toda nuestra energía en algo tan absurdo como querer empujar el tiempo hacia atrás sino que lo más probable es que nos lleve directos a la depresión y otras enfermedades.
Sin embargo para algunas personas todas estas cosas han sido el aliciente que necesitaban para dar un gran salto al vacío en sus vidas. Para arriesgarse y apostar por algo diferente.
Algo que les hace vibrar y que jamás hubieran intentado hacer antes de que esta enfermedad les hubiera puesto contra las cuerdas.
Yo tengo dos casos muy cerca. Noto la ilusión en sus palabras cuando hablo con ellas.
Las siento emocionarse al transmitirme que en su corazón sienten el alivio de haber perdido ese trabajo que nunca les gustó pero que mantenían porque les proporcionaba su sustento y que ahora les permite poder soñar y empezar de nuevo.
Una nueva forma de vivir es lo que nos está proponiendo el universo en este momento.
Una nueva forma de sentirnos vivos y de vivir con plenitud lo que nos queda de vida a los que ya nos encontramos aquí y para los que vendrán en el futuro.
Volver a vivir como lo hacíamos antes del 14 de marzo no va a ser posible al menos durante un largo tiempo y cuanto antes lo aceptemos antes dejaremos de sufrir.
Y cuanto antes venzamos nuestros miedos al cambio y dejemos de protegernos de los cambios que ya estamos viviendo antes podremos dejar que la vida nos sorprenda con cosas que pueden ser inluso mejores que las que conocimos antes.