Que todos queremos que se acabe cuanto antes lo que estamos viviendo desde que llegó a nuestras vidas el covid 19 es normal.
El horror de ver que todo nuestro mundo se tambalea de un día para otro, nos ha llevado a que no podamos evitar la inseguridad que nos producen los grandes cambios que pueden suceder en nuestras vidas y que constantemente pretendemos apartar de nuestras mentes con la pretensión de asegurarnos de que podemos controlarlo todo y así evitar ver la posibilidad de que podemos perder a nuestra pareja, nuestro trabajo o cualquier persona o cosa que existe en nuestra vida incluyendo nuestra propia vida.
Estos días de confinamiento a mi me han servido sobre todo para darme tiempo para aceptar todo esto aún más si cabe y para asentar todas las cosas aprendidas desde que a finales de 2017 me detectaron cáncer de colon con una posterior metástasis en el hígado que me han llevado a tres intervenciones quirúrgicas y dos tratamientos de quimioterapia.
Han sido días de muchos cambios que han hecho que afloren nuestros más que ignorados temores y que nos ha enfrentado a la más dura realidad que nos gusta evitar a toda costa.
El enfrentarte a una enfermedad grave y con la muerte te llevan rápidamente a tener un cambio muy brusco en la vida. Por eso quizás no me ha afectado tanto como a la mayoría todo esto del coronavirus. Con mi enfermedad ya me enfrenté de manera individual a todas esas cosas a las que se ven abocados todos ahora.
Lo primero que aprendí fue a aceptarlo pues no podía de ninguna de las maneras librarme de ello por mucho que yo desease que aquello no estuviera en mi cuerpo y no tener que pasar por esa experiencia.
Lo segundo a que no quería vivir con miedo pues aunque yo no lo sabía de antes, ya tenía miedos que me estaban impidiendo vivir la vida que yo quería y que me estaban haciendo infeliz desde hacía muchos años.
La tercera cosa que aprendí fue que yo podía ayudar a que la situación mejorase simplemente con la manera en que yo viese y viviera aquello.
Y la cuarta fue que aunque yo no lo entendiera eso que estaba viviendo me vendría bien a mi para más adelante.
Hoy casi un año después y tras tres revisiones estoy sana y compruebo que todo lo aprendido era cierto.
Todo esto lo digo por un motivo. No soy una persona que le guste quejarse sino todo lo contrario. Cualquiera que me conoce sabe que soy muy positiva y que intento encontrarle el lado bueno a todo lo que sucede, pues la vida me ha llevado a aprender todo esto: no existe nada solamente bueno ni nada solamente malo. Todo lo que sucede tiene de las dos cosas.
Por poneros un ejemplo esta misma pandemia que estamos viviendo y que a muchas personas les llevará a la ruina por perder su trabajo o su negocio a otros les está haciendo ganar mucho dinero pues los productos que fabrican o los servicios que prestan ahora se han convertido en esenciales y han tenido que incluso contratar a personas que por estas circunstancias han podido encontrar de esta manera un empleo.
Así que no todo es lo que parece como se puede ver con este ejemplo pues las desgracias de unos pueden ser beneficiosas para otros.
Pero volviendo al tema del principio yo cada vez que oigo que todos queremos volver a la normalidad, a lo de antes, siento tristeza porque pienso que estamos desaprovechando como sociedad la gran oportunidad que nos está brindando la vida para aprender una gran lección.
Que echemos de menos lo que teníamos lo considero normal porque es a lo que estábamos acostumbrados.
No se nos pasaba por la mente que podíamos vivir de una manera diferente y más coherente con nosotros, con lo que somos, con lo que hemos olvidado que hemos venido a hacer aquí.
Reconozco que es muy fácil dejarnos caer en la «comodidad» que nos presenta el vivir en una sociedad de consumo como la que vivimos en la que nos brindan de todo a cambio de que paguemos por ello, por eso pongo las comillas a la palabra comodidad porque además de pagar dinero pagamos también con otras muchas cosas, sobre todo tiempo que no podremos recuperar y calidad de vida.
Una sociedad en la que casi todos podemos disfrutar de casi todo lo que vemos en la publicidad que nos avasalla diariamente y que nos hace creer que tenemos una vida maravillosa si tenemos todas esas cosas que necesitamos para ser felices.
Y digo casi todos porque hipócritamente ignoramos a ese porcentaje de la población que apenas tiene para comer o de los que ni siquiera tienen una casa en la que refugiarse.
Nos quedamos con la mente muy tranquila cínicamente pensando en que viven así porque son unos vagos que prefieren eso para no trabajar y seguimos con nuestras egoistas vidas sin preocuparnos de ese mendigo que vemos pidiendo y que nos muestra esa realidad que preferimos ignorar y que olvidamos en cuanto que caminamos un poco más adelante y vemos un escaparate con cosas bonitas o nos llaman por teléfono.
Esto por no hablar de la cantidad de personas que mueren diariamente de hambre y en guerras en las que como nos pillan muy lejos ni tan siquiera nos paramos a pensar.
Con nuestra forma de vida nos estamos cargando el planeta, no hace falta nada más que ver que es lo que está sucediendo en la naturaleza en estos días en los que estamos confinados. Todo se está regenerando por si solo.
Sin nuestra intervención la Tierra se sana. Con nuestro tipo de vida la Tierra se enferma.
Esto es lo que deberíamos plantearnos en estos días en los que nos vemos obligados a parar.
En todas esas horas que tenemos a nuestra disposición después de que la vida nos ha brindado la oportunidad de que nos paremos a pensar en si verdaderamente esta es la vida que queremos llevar o en si queremos vivir de una manera diferente.
De si queremos seguir en esa pseudocomodidad que nos proporciona tener casi de todo a nuestro alcance pagando por ello el esfuerzo de trabajar muchas horas y de endeudarnos para conseguirlas, o de si damos el gran cambio que nos está pidiendo el planeta y nos conectamos con la naturaleza y disfrutamos de sentirnos vivos a través de ella.
Se que desde el punto de vista de una sociedad consumista como la nuestra es difícil desconectar con ese sistema de vida y que muchas personas nunca lo harán, pero tengo el convencimiento de que parte de la sociedad si que siente que hay que hacer este cambio y que hay que hacerlo ya.
Jamás las cosas se han conseguido de un día para otro. Tampoco la sociedad en la que vivimos siempre ha sido así. Ha hecho falta más de un siglo para que se dieran los factores necesarios que nos llevarán a tener esta forma de vida que nos han proporcionado los avances científicos y tecnológicos de estos últimos años.
Pero también esos mismos avances de la ciencia y de la tecnología creados por nosotros pueden llevarnos a un tipo de vida más natural y en conexión con lo que somos. Con nuestra parte más humana, con las cosas que más valoramos y que en estos dias de confinamiento hemos deseado y echado más de menos.
Hemos aprendido en estos días que el tiempo que tenemos de vida es limitado y que debemos de decidir que es lo que queremos hacer con el.
Nos hemos encontrado con nuestras emociones y hemos descubierto que la vida no merece la pena si no la compartimos con las personas que amamos y que son más importantes para nosotros.
En estos días hemos conectado con nosotro propio ser y hemos podido sentir que solo seremos felices si somos fieles a nosotros mismos y hacemos lo que verdaderamente nos llene el alma y nos haga sentir vivos.
Hemos podido darnos cuenta de que lo que más valoramos es nuestra libertad de poder ir o hacer lo que queremos y cuando queremos.
Nos hemos dado cuenta de que son pocas las cosas que necesitamos para vivir y ser felices. No necesitamos lujos ni mucha ropa, ni coches nuevos, ni casi nada de lo que nos venden y que nos hacen pensar que son esenciales para nosotros.
A muchos también nos ha acercado a las cosas naturales. Hemos hecho muchas recetas de productos que antes comprábamos hechos ya con un montón de conservantes, colorantes, estabilizantes y un montón de cosas más que no son las que nuestro organismo necesita y que nos causan enfermedades.
Los que han podido convivir con sus familias han podido disfrutar de tiempo con las personas que más aman y a las que apenas dedican tiempo de calidad por las mil cosas que tienen que hacer cada día.
A través de la pérdida tan dolorosa de tantas personas y en las circunstancias en las que han sido, todos hemos podido apreciar lo importante que es el poder decir a quienes queremos lo importantes que son para nosotros y lo mucho que los amamos y no solo en el momento de la despedida, sino cada uno de los dias en los que los tenemos vivos, aunque no estén cerca de nosotros.
En fin creo que en esta sociedad se han de replantear mucho los valores y lo que queremos para nuestras vidas.
Cada uno de manera individual y también en conjunto porque esta oportunidad que ahora tenemos no deberíamos de desaprovecharla y si cada uno pusiéramos nuestro granito de arena, en unos años podríamos conseguir que nuestros hijos y nietos y todos los que vengan detrás de nosotros vivan una vida más en consonancia con el medio en el que viven.
Como soy positiva me niego a creer que los seres más inteligentes que pueblan este planeta sean capaces de acabar con él.
Mientras tanto pondré en práctica todo lo que he aprendido yo que no es poco.
Ya os iré contando como van a cambiar también la página y el canal.
Pues si que ha cambiado.
Muy acertada tu reflexión, Rosa. Nuestra especie no es necesaria para que la Tierra continúe su rumbo. Se rige por otras leyes, las del universo, mucho mas poderosas que las nuestras. Aquí estamos de paso pero ello no debería ser razón para que, mientras nos permita acompañarla, no seamos capaces de armonizar con ella y disfrutar de todas las maravillas que nos ofrece, pero con respeto. Esta colleja que nos ha propinado puede ser el preludio de cabreos mayores si no reaccionamos a tiempo. Interioricemos lo que hemos aprendido y reaccionemos en consecuencia.