A pesar de lo que muchos piensan y de que les parezca una barbaridad lo que voy a decir, todos vinimos a vivir la vida que tenemos.
De hecho si no fuese así, la cambiaríamos.
La buena o la mala suerte no existen y las casualidades tampoco.
Tan solo son la manera en la que algunos decidimos que la vida que tenemos hasta ese momento tiene que cambiar.
También es cierto que en otras ocasiones es la vida la que, cansada de ver que no hacemos nada para salir de la situación en la que estamos, decide darnos un empujoncito por su cuenta y que a nosotros nos abre la posibilidad de intentar algo que jamás nos hubiéramos atrevido a realizar.
Eso no quiere decir que nos vaya a ir mejor ni peor, aunque pensemos que lo que nos llega es lo mejor que podría pasarnos.
Hay premios de lotería que acaban convirtiéndose en verdaderos suplicios y despidos que se convierten en grandes oportunidades para ser felices, disfrutando con algo que jamás hubiésemos pensado que nos diese dinero y que incluso nos puede hacer millonarios.
Todos nosotros estamos viviendo las experiencias que hemos elegido vivir y deberíamos aceptar y respetar las experiencias que todas las demás personas han decidido tener, aunque nosotros no las comprendamos e incluso en ocasiones nos parezcan despreciables.
Todos jugamos diversos papeles en las vidas de los demás y todos somos necesarios en las vidas de los otros, porque es así como entre todos contribuimos a que este mundo funcione y sea mejor.
Incluso aquellos que realizan actos que nos parecen deleznables nos muestran partes del ser humano que no nos gusta recomocer y son los maestros que nos las vienen a mostrar para que entendamos que a pesar de lo que creemos, la vida va mucho más allá de lo que nosotros pensamos que es.
La vida, el universo, la fuente, Dios o como lo queramos llamar pura y simplemente es amor.
Pero no el amor que nosotros entendemos sino el amor incondicional que admite absolutamente todo porque entiende que no existe nada solamente bueno ni nada solamente malo.
Todo lo que consideramos malo conlleva también cosas buenas y lo mismo sucede con lo contrario.
Todo es necesario porque todo lo que existe es perfecto.
Cuando seamos conscientes de que la vida es mucho más de lo que nuestros cinco sentidos nos permiten percibir, podremos entender como funciona esto de estar vivos.
Aceptar que cada uno de nosotros esta cumpliendo una función a la vez que está viviendo su propia experiencia, nos ayudará a entender que todos somos necesarios y a comprender que cada uno de nosotros somos valiosos e imprescindibles.
Al igual que físicamente vamos creciendo y madurando, espiritualmente también lo hacemos.
Y al igual que cada uno de nosotros cumplimos con unos papeles necesarios socialmente, cumplimos también otros a nivel espiritual.
Cada uno de nosotros tenemos nuestros propios retos y objetivos que vinimos a conseguir.
La manera en la que decidimos hacerlo es personal y totalmente respetable y aunque algunas no las comprendamos tenemos que saber que todas, absolutamente todas las elegimos por amor.
Todos somos únicos y necesarios pues nadie puede aportar exactamente lo mismo que aportamos cada uno de nosotros.
Hay personas que tienen unas experiencias muy duras, otros más cómodas.
Cada uno empieza sus experiencias desde el nivel en el que puede jugar.
Pensar que el que lo tiene más fácil juega con ventaja no es acertado.
Lo mismo de desacertado que pensar que el que viene a tener una experiencia muy difícil o desagradable es porque tiene un nivel espiritual muy bajo.
Cada uno evolucionamos a un ritmo diferente y además es necesario que así sea porque sino no podríamos aprender cada uno de nuestras propias experiencias a través de lo que vivimos con todos los demás.
Cuanto antes comprendamos esto antes dejaremos de enfrentarnos a lo que la vida nos brinda y dejaremos de sufrir.
Pero eso lo decidimos cada uno porque no olvidemos que estamos viviendo la experiencia que queremos vivir.
No es casualidad que estés leyendo esto.
Tal vez es que ha llegado el momento de que haya un gran cambio en tu vida pero, como te dije antes, eso lo tendrás que decidir tu.