Cuando vemos algo que nos agrada o cuando vemos algo que nos molesta en los demás en realidad nos estamos viendo reflejados a nosotros mismos.
Tenemos que ser muy sinceros con nosotros mismos si queremos acabar con las cosas que nos están haciendo sufrir.
De no ser así nunca saldremos de ese círculo vicioso en el que andamos metidos cuando no somos capaces de trascender ese sufrimiento.
La sinceridad y la observación son imprescindibles para salir de él.
Algunas personas que lo intentan salen corriendo despavoridas al sentir el dolor que supone el enfrentarte a descubrir que la causa de su sufrimiento nunca ha estado fuera de ellos y que siempre se lo procuraron ellos mismos.
Asumir que a causa de ignorar esto y sentir que todo lo de fuera a nosotros tiene la culpa de lo mal que nos sentimos nos lleva directamente a sentirnos culpables por el dolor que nos hemos causado a nosotros mismos y a las personas que creíamos que eran los responsables de muestro dolor.
Es duro el asumir nuestra responsabilidad en todo lo que nos sucede en nuestras vidas.
Nos pasamos la vida intentando arreglar la de los demás creyendo que así se las mejoraremos y lo único que conseguimos es que ellos sientan nuestra desaprobación, con el consiguiente dolor que eso les supone.
Pero además pretendemos arreglar sus vidas cuando la muestra no la tenemos nada arreglada pues si la tuviésemos ya así, aceptaríamos que los demás están en su propio proceso y les dejaríamos crecer a su propio ritmo y tan solo nos mostraríamos como realmente somos sin ninguna intervención por nuestra parte.
Reconocer que hacemos esto es muy doloroso.
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Pero no es menos doloroso seguir viviendo en la inconsciencia y continuar repitiendo experiencias que nos causan dolor porque nos empecinamos en no querer admitir esas partes que no nos gustan de nosotros y que nos causa dolor reconocer cuando las vemos reflejadas en los demás.
Sentimos el dolor que nos causa despertar a la conciencia pero no reconocemos el dolor que nos causa el sobrevivir siendo inconscientes de lo que en realidad estamos haciendo porque estamos acostumbrados a vivir con él.
Creemos que la vida consiste en eso, en sufrimiento , cuando la vida en realidad es todo lo contrario, disfrute.
Hay que ser valiente para admitir que uno ha vivido equivocado y que se ha causado sufrimiento así mismo y a los demás por vivir en la inconsciencia.
Hay que ser valiente para perdonarse a si mismo y a los demás por todas las cosas que haya podido hacer o le hayan hecho y que han causado sufrimiento.
Hay que ser valiente para reconocer que todos nosotros en realidad estamos haciendo lo mismo: encontrándonos a nosotros mismos a través de muy distintas experiencias y participando cada uno en nuestro propio crecimiento y a la vez en el de los demás.
Hay que ser valiente para aceptar la vida tal y como es y para reconocer que todo lo que nos brinda es lo que necesitamos en ese preciso momento para crecer y ser más felices.
Pero si nos paramos a pensar ¿acaso no es más doloroso continuar sobreviviendo en la ignorancia cómo estábamos haciendo antes de abrirnos a pensar que puede haber otra realidad distinta a la que nosotros podemos ver?
¿Y tu que piensas?
Déjame un comentario. Me interesa conocer tu opinión.
¿Eres de los que piensas que hemos venido aquí a sufrir?
¿Quieres saber cómo sufrimos para no sentir que sufrimos?