Nunca sabemos que es lo que la vida tiene preparado para nosotros.
Hacemos planes, tomamos decisiones encaminadas a conseguir aquello que pensamos que nos hará felices y a veces lo conseguimos y en otras parece que las circunstancias nos impiden lograrlo.
En realidad la mayoría de nosotros vivimos desconectados de la vida.
Y cuanto más desconectados estamos más alejados nos encontraremos de lo que en realidad vinimos a hacer.
Saber quienes somos y lo que estamos haciendo aquí son preguntas que se ha hecho la humanidad desde siempre.
Hay personas que están conectadas con la vida sin tan siquiera ser conscientes de que lo están y para ellos la vida será más fácil.
Cualquier cosa que intenten será la adecuada para ellos y para los demás.
Los que estamos desconectados lo tendremos más difícil porque primero deberemos averiguar en que consiste estar vivo y para ello deberemos encontrar las respuestas a esas dos preguntas.
Cuanto más alejados de lo que en realidad somos estemos, más difícil encontraremos conseguir todo aquello que nosotros consideramos que nos hará felices, porque tendremos que llegar a darnos cuenta de que nos encontramos a mucha distancia de lo que en realidad vinimos a hacer.
Tenemos que saber que todos influimos en todos.
Lo que hacemos cada uno de nosotros repercute de alguna manera en todos los demás.
Todos hemos venido a esta vida para dar lo mejor de nosotros y haciendo esto contribuir a que los demás lo reciban y así aportar nuestro granito de arena para dejar un mundo mejor que el que nos encontramos.
Todos tenemos dones y venimos aquí a utilizarlos para lograr lo que vinimos a conseguir.
Pero la mayoría de nosotros ignora esos dones y se desvía totalmente de lo que en realidad vino a hacer.
Ningún don es mejor que otro y todos son necesarios pues cada uno aporta lo que todos necesitamos.
Nadie es capaz de hacer lo que hacemos de la misma manera que lo hacemos nosotros.
Por eso todos nosotros somos únicos y necesarios.
Nadie puede hacer lo que cada uno de nosotros vino a aportar a los demás.
Por ese motivo la vida intenta continuamente que nos hagamos conscientes de que estamos aquí para lograr alcanzar los objetivos que vinimos a conseguír y para lograrlo nos pone delante distintas experiencias que nos hagan despertar y nos conectemos de nuevo con ella.
Todos tenemos al menos un don y descubrirlo no debería llevarnos demasiado tiempo porque seguramente lo estemos ya utilizando aunque la manera en la que lo hagamos no sea la adecuada para alcanzar lo que vinimos a lograr.
Se trata de algo con lo que realmente disfrutamos y que nos proporciona placer realizar y que lo haríamos aunque no nos proporcionase dinero.
Algo que seguramente pensamos que no nos aportaría el dinero que necesitamos y que tenemos relegado a una actividad secundaria en nuestra vida.
Seguramente ya has descubierto cual es tu don.
Si, se trata de ese que pasó un instante por tu cabeza y que enseguida desechaste.
Ese que te removió por dentro cuando yo te mencionaba que disfrutabas con él.
Te invito a que cuando acabes de leer veas también este otro post
Y ese mismo que ahora, cuando utilizas la cabeza en lugar de tu corazón, relegas de nuevo a un segundo plano queriendo convencerte de que no es posible que lo sea.
Aunque te parezca absurdo ese es tu don.
Lo has sentido cuando apareció por tu mente y te removió por dentro.
Tan solo tienes que aceptarlo e internar reconocer la manera de compartirlo con los demás.
Y ni tan siquiera eso, porque si es realmente eso lo que has venido a hacer aquí, cuando lo aceptes, la vida te presentará la forma en la que puedes compartirlo.
Desde que era pequeña me gustó escribir.
Me gustaba pensar en publicar una novela de detectives.
Mi escritora favorita era Agatha Christie y me agradaba pensar que podía escribir como ella.
De hecho tengo escrita una novela que no se si algún día publicaré.
Yo estuve desconectada de la vida durante años y sufrí por ello.
El conectarme de nuevo me llevó bastante tiempo y tuve que repetir algunas experiencias desagradables porque con mi actitud de querer encontrar culpables de todos mis males fuera de mi, hice que la vida tuviera que mostrarme el camino poniéndome delante personas y situaciones que me llevaran a rendirme a admitir, que las cosas nunca iban a ser como yo quería que fueran por la sencilla razón de que no eran las que me venían bien.
Cuando comencé a interesarme por el crecimiento personal y la espiritualidad nunca pensé que lo que acabaría haciendo fuese escribir sobre ello.
Pero eso era lo que vine a hacer y lo sé porque es lo que me hace realmente feliz.
Es algo que hago solamente por la satisfacción de hacerlo sin esperar nada a cambio.
Ese es mi don. Nadie puede trasmitir las cosas como yo las trasmito.
Habrá muchas personas que hagan cosas parecidas, incluso mucho mejor que yo pero habrá gente que conecten con ellas y otras que conecten conmigo.
Lo realmente importante no es que conecten más o conecten menos sino que cada uno aportemos lo que nos sale del corazón porque sin duda haciendo esto llegaremos a las personas que necesiten recibirlo y en el momento oportuno, al igual que a nosotros nos llegó lo que otros hicieron en el momento en el que lo estábamos buscando.
Así es como entre todos conseguimos, cada día, que este mundo sea un poquito mejor.
¿Y tu que piensas?
Déjame un comentario. Me interesa conocer tu opinión.
¿Quieres saber como funciona esto de estar vivos?
Descubre cómo puedes cambiar tu realidad