Nuestros hijos, nuestros grandes maestros

 

La llegada de un hijo o de una hija a nuestras vidas nos produce una gran emoción.

Sabemos que en nuestra vida van a suceder grandes cambios y durante el tiempo que dura su gestación nos vamos preparando para ese gran acontecimiento.

Todos queremos ser unos excelentes padres y madres y queremos contribuir en que nuestros hijos sean unas buenas personas y sean felices y para conseguirlo ponemos un gran empeño.

Nos preparamos para poder enseñarles lo que consideramos que es mejor para ellos.

Pero lo que nadie nos dice es que tras ese bebé tan amoroso y tan tierno que tenemos en nuestros brazos se esconde un gran maestro que viene a transformarnos por completo.

Con este comentario que me hizo una de las seguidoras del blog a mi publicación Aléjate de todo lo que te hace sufrir (aquí os dejo el enlace) intentaré trasmitiros esto.

Os lo transcribo literalmente.

«A veces no es fácil alejarte xq es tu hija, y la vez vivir de un modo terrible con su flia, adictos al trabajo, ella hermosa persona, mi nieto un divino , ella hizo su hermosa carrera, luche mucho para criarla ya que estaba divorciada y fue muy duro salir adelante, tienen su propia empresa de catering y aparte sus respectivos empleos, pero viven con la casa cayéndose les encima, no le puedo decir nada xq siempre es causa de problemas, me amargo mucho, pero hace poco hice un click y comencé un trabajo de desprendimiento hacia ella con una psicóloga, me esta costando mucho, ya que tampoco el es un buen esposo, mi nieto vive conectado cadí de continuo, tiene seis años, y el padre mientras almuerza o cena siempre con el celular hablando, etc etc etc…. A lo que voy es que me deprime ir a su casa, pero no puedo dejar de hacerlo xq la adoro y sobre tdo es mi hija, entonces decidí hacer ese trabajo de soltarla interiormente para no pasarla mal yo . no puedo creer como vivíamos nosotros y que ella ahora viva entre la mugre y el desorden , caos total, pero quiero salvarme yo, xq no entiendo que le pasa, tiene 40 años ya!!!!»

 

Esta ha sido mi respuesta:

 

Te invito a que cuando acabes leas también este otro post

Ningún encuentro es casual

 

«Reconozco que algunas cosas no son fáciles.

Como tu bien dices cuando se trata de alguien al que amas es fácil que nuestros sentimientos nos impidan ver que nosotros somos solo responsables de nuestra vida y que tenemos que aceptar que las otras personas también son responsables de las suyas.

Cree que de verdad te entiendo porque yo también tengo tres hijas y me ha costado aceptar algunas de sus decisiones.

Pero tenemos que entender que al igual que nosotros hemos aprendido a través de nuestros aciertos y nuestros errores y así seguiremos haciéndolo mientras estemos vivos, nuestros hijos también tienen su propia vida para evolucionar y crecer.

Amar a un hijo, al igual que a cualquier otra persona, consiste en respetar y aceptar sus propias decisiones aunque nosotros no las entendamos ni las compartamos.

Si no eres capaz de estar en paz cuando vas a su casa, si no quieres pasarlo mal e incluso hacérselo pasar mal a ellos al hacerles sentir que no apruebas su forma de vida, te recomiendo que distancies las visitas y trabajes en mirar todo esto que te estoy diciendo.

Recuerda que cuando nuestros hijos son bebés y comienzan a andar nos da pánico el que se caigan y se hagan daño pero comprendemos que si los sobreprotegemos y no les permitimos que se caigan nunca podrán caminar sin nuestra ayuda y que eso no es lo mejor para ellos.

Creemos que amar consiste en proteger pero lo más difícil, cuando amas a alguien, es precisamente esto que te está sucediendo a ti en este momento, soltar y confiar en que lo que está sucediendo en cada momento es lo que necesitamos nosotros y nuestros hijos.

Tu hija te está enseñando una gran lección pero es tu decisión el ver lo que tu gran maestra te está ofreciendo o continuar sintiéndote infeliz porque piensas que lo mejor para tu hija es hacer lo que tu piensas que debe de hacer.

Un abrazo María»

 

A lo largo de nuestra existencia se cruzarán maestros que nos enseñarán todo lo que necesitamos para que podamos desarrollar nuestros dones y crezcamos y contribuyamos, con nuestra felicidad a que otras personas también hagan lo mismo.

Los mayores maestros, los que nos enseñaran las cosas más importantes, serán las personas que tenemos más cercanas y por las que tengamos los mayores sentimientos.

Y no hay mayor sentimiento que el del amor incondicional que se siente por un hijo.

 

¿Tu que piensas?

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