Cuando por fin despiertas

 

Cuando comprendes que por mucho que lo intentes no puedes controlar absolutamente nada de lo que ocurre en tu vida y que lo único que  consigues, si persistes en hacerlo, es un enorme desgaste de energía y generarte sufrimiento, comienzas a relajarte y a tomarte la vida de otra manera.

Reconoces entonces que todas las situaciones que vives son las que tienes que vivir en ese momento y pones tu atención no en la situación, como hacías hasta entonces, sino en lo que viene a aportarte a ti.

El cambiar tu manera de ver la vida te abre un montón de posibilidades que hasta ese momento te habías empeñado en no querer ver al insistir en quedarte en lo conocido y negarte a salir de tu zona de confort.

Renuncias a seguir manteniendo en ti un montón de creencias limitantes que has terminado haciendo tuyas y que ni tan siquiera lo eran de las personas que te las habían inculcado a ti y que al igual que tu habían dado por ciertas.

Te tranquiliza mucho el saber que  no tienes que paralizarte cuando tengas que  tomar una decisión porque ninguna será mejor que otra, pues todas te llevarán a la situación que tengas que experimentar para tu evolución aunque te lleven a vivirla de maneras diferentes.

 

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Un nuevo comienzo es posible

 

Comprendes ahora que los demás están en su propio proceso al igual que tu y que en su interpretación de lo que les está sucediendo y de lo que es la vida, mientras están siendo no conscientes cómo antes lo eras tu, son totalmente  ignorantes y por lo tanto inocentes de lo que están haciendo.

Dejas entonces de criticar y de juzgar a las otras personas y las respetas y las admiras porque ahora entiendes que cada una de ellas parten de situaciones y vivencias muy diferentes a las tuyas y muchas de ellas nada envidiables, pero que todas ellas al igual que tu las necesitan para su propio crecimiento.

Te sientes incapaz de valorar, con la facilidad que la ignorancia te permitía antes, a la vida y su infinita sabiduría y reconoces con humildad que quien eres tu para decirle a la vida que es lo que tiene que hacer con cada uno de nosotros.

Te perdonas a ti y al mismo tiempo a los demás por todo lo que te hacía sentir mal, bien sea por las cosas que has hecho o dicho a otras personas o por todos los pensamientos y hechos que te han llevado a menospreciarte  y a no valorarte cómo lo que realmente eres, un ser maravilloso viviendo una experiencia humana igual que todos los demás.

Reconoces así la maravilla que encierra el sentirse vivo y como en la vida todo está en perfecta sintonía y nos llega en el momento adecuado lo que necesitamos en ese preciso instante y ahora ya confiados le permitimos hacerlo.

Entonces dejas de oponerte a lo que no te gusta y te rindes ante lo que te brinda la vida percibiéndolo como una oportunidad para tu crecimiento y reconociendo que en las que antes considerabas situaciones terribles en realidad te traían enseñanzas que te llevaron tener grandes transformaciones que te aportaron a ti y a todos los demás experiencias maravillosas.

Antes de sentir todo esto permanecías dormido sobreviviendo pero cuando por fin despiertas eres consciente de que en realidad,  es ahora cuando comienzas a vivir.


¿Y tu que piensas?
Déjame tu comentario. Me interesa conocer tu opinión.

 

¿Sabías que para sentirte vivo primero tienes que despertar?

¿QUIERES DESPERTAR O PREFIERES SEGUIR SOÑANDO?

 

¿Te atreves a salir de tu zona de confort?

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