Después de compartir con vosotros lo de mi enfermedad, creo que es justo el contaros como estoy en este momento.
Acabo de recordar que hoy hace dos años que salió a la luz este blog.
Ya sabéis que yo no creo que las casualidades existan, así que de alguna manera esta entrada tenía que salir de mi en esta fecha especial.
Como ya habéis visto he estado varios meses sin hacer ninguna publicación.
Esta en realidad es la primera que publico en el blog desde que me operaron el 8 de noviembre pasado.
Las dos anteriores ya las había publicado en Facebook y he querido también compartirlas con todos los que me seguís por aquí.
El motivo de compartir lo que sentía en aquellos momentos fue el de mostraros que aún con la peor de las noticias siempre podemos sacar lo mejor de nosotros porque precisamente para eso estamos pasando por esas experiencias.
La vida nos muestra en cada momento lo que necesitamos para nuestro crecimiento.
El aceptar todo lo que nos sucede, aunque en ocasiones sean procesos dolorosos, nos evita sufrimientos inútiles.
No quiero decir con esto que sea fácil aceptar cualquier tipo de pérdida, ya sea de salud, de alguna persona o de alguna situación agradable para nosotros.
En esas ocasiones nos ayudará reconocer que la pérdida que tenemos en ese momento, llega después de haber disfrutado de lo que sea anteriormente y si mientras lo tuvimos en nuestra vida no lo disfrutamos, lo que debemos de aprender es a valorar cada cosa en el momento en el que la tenemos.
El valorar la salud, en mi caso, antes de perderla es algo muy poco habitual porque damos por hecho que es lo normal que todos los días estamos bien y no tenemos ningún tipo de problema ni de impedimentos para hacer nuestra vida normal.
Te invito a que cuando acabes de leer veas también este otro post
¿Vives desde el miedo o desde el amor?
Esta realidad que vivimos a cada instante cuando no tenemos ningún problema de salud, nos pasa totalmente desapercibida a la mayoría.
Esto nos pasa también con nuestras personas queridas o con situaciones que son favorables para nosotros.
Y el problema de todo esto es que al no valorarlo y centrar nuestra atención en las cosas que aun no tenemos o que queremos mejorar, nos hace sentir que nos falta siempre algo para alcanzar la tan buscada felicidad, desconociendo que la mayor parte del tiempo somos felices pero no somos conscientes de ello.
Para mi el proceso de mi enfermedad ha sido de un enorme crecimiento personal que agradezco desde lo más profundo de mi corazón.
La operación y el tratamiento de quimioterapia al que he estado sometida me han aportado, como todo en esta vida, cosas que me han gustado más y otras me han gustado menos (no me gusta hablar de cosas buenas o malas porque no creo que existan) pero en mi balanza personal han pesado mucho más las que me han llevado a ser más consciente de lo maravillosa que es mi vida, con todo, absolutamente todo, lo que hay en ella.
Me siento enormemente agradecida por todo lo que me ha aportado esta enfermedad que sufrí.
No creo que hubiera sido posible si no hubiese tenido que enfrentarme a esta tan temida enfermedad.
El cáncer se convirtió en mi caso, en una experiencia que me hizo valorar mi vida y la de los demás mucho más de lo que jamás lo había hecho.
Me ha proporcionado también la oportunidad de mostrarme a mi misma quien soy y de conocerme y de amarme aún más.
También la de aceptarme y de aceptar a todos y a todo mucho más que anteriormente.
Hay un antes y un después en mi vida, desde el momento en que me comunicaron que tenía cáncer.
Hay dos Rosas en mi pero lo que más me asombra y me agrada comprobar es que ninguna es mejor ni peor que la otra.
Amo a las dos por igual porque al fin y al cabo las dos son parte de mi. Las dos soy yo.
¿Y tu que opinas?
Déjame tu comentario. Me interesa conocer tu opinión.
¿Te apetece recordar conmigo la primera entrada que publiqué en el blog?