En estos días he podido comprobar que la vida nos hace regalos constantemente y nosotros somos los que por diferentes razones no somos capaces de verlos.
Con nuestros juicios sobre todo lo que nos sucede, sobre los otros y sobre nosotros mismos nos perdemos un montón de cosas maravillosas que se nos presentan y que nos hacen incapaces de poder disfrutar.
Creemos que las cosas tienen que suceder de determinadas maneras para que sean correctas.
Pensamos que si no suceden de esa forma, están mal y no podremos disfrutar de ellas.
Y si por casualidad nos damos permiso para hacerlas, no las disfrutamos plenamente porque nos sentimos culpables de ir en contra de esas creencias que no son realmente nuestras y que son limitantes.
Pero la vida lo que constantemente nos está mostrando es que no debemos de hacer juicios de nada ni de nadie, incluyéndonos a nosotros mismos.
Cuando ante cualquier situación que se nos presenta dejamos de hacer juicios y dejamos de esperar que nos suceda cualquier cosa, se producen milagros maravillosos.
Nos pasamos gran parte de nuestro tiempo poniéndole pegas y barreras de cualquier tipo a la vida ante cualquier intento de mostrarnos su magia.
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Deja que la vida te sorprenda
Se nos manifiestan todo tipo de posibilidades de disfrutar de estar vivos y somos incapaces de reconocerlas y las apartamos como si fueran un peligro para nuestra vida cuando realmente son todo lo contrario.
Son nuestras grandes oportunidades de sentirnos vivos pero nuestro miedo a que las cosas no sucedan como nos han hecho creer que tienen que suceder lo único que consigue es que nos paralicemos y percibamos la vida como algo peligroso y en muchas ocasiones como un camino de sufrimiento.
Aprender a disfrutar de todo lo que nos presente la vida es nuestra gran asignatura pendiente y para aprobarla es imprescindible que dejemos de hacer juicios y de tener expectativas.
Cuando pretendemos controlar la vida y luchamos contra lo que no nos gusta o no lo aceptamos nos hacemos infelices a nosotros mismos y nos causamos sufrimiento.
La vida no nos hace sufrir.
Somos nosotros con lo que pensamos que nos está sucediendo los que nos causamos placer o sufrimiento.
Solo nosotros mismos podemos hacer que la percepción que tenemos sobre lo que nos está sucediendo sea de una o de otra manera.
Pero también somos nosotros los únicos que podemos cambiar nuestra propia percepción de nuestra realidad y dejar de sufrir y ser felices.
Y tú ¿qué piensas?
Déjame tu comentario. Me interesa conocer tu opinión.
¿Sabías que la idea que tenemos de lo que es el amor en realidad está basada en una visión inmadura y egoísta?