El corazón y la intuición

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Cuando descubres que algo no es como pensabas que era sufres un gran desengaño.

Solo cuando te distancias emocionalmente de lo sucedido te das cuenta de que en realidad habían muchos pequeños detalles pasados por alto que te estaban enviando señales de que algo no estaba funcionando bien.

Es difícil reconocer esos mensajes cuando estamos ilusionados con alguna persona o con alguna situación que nos agrada.

Los obviamos directamente o los disculpamos con la esperanza de que no sean realmente lo que intuimos en lo más profundo de nuestro ser.

Pero cuando no hacemos caso a nuestra intuición, estamos cerrando la puerta a permitir expresarse a nuestro corazón.

Le damos toda nuestra prioridad a nuestra mente y ésta lo único que quiere es darnos la seguridad de que todo anda bien y nos autoengaña con bastante facilidad.

 

Te invito a que veas este post

Como sufrimos para no sentir que sufrimos

 

Centrarnos en lo que pensamos y acallar lo que sentimos nos lleva directamente al sufrimiento.

No somos coherentes cuando sentimos que algo va mal, pensamos que no es para tanto y actuamos como si no existiese esta incoherencia.

El querer disfrutar de algo que nos proporciona placer es normal pero deberíamos plantearnos si lo que nos llega va a hacernos realmente disfrutar o si nos va a llevar a sufrir.

Una relación sana con nosotros mismos nos lleva directamente a tener relaciones sanas con los demás.

Cuidar de nosotros mismos es nuestra responsabilidad y solo nos cuidaremos cuando alejemos de nosotros situaciones y personas que nos aporten inseguridad y malestar (aunque además nos aporten placer) y nos rodeemos de personas que nos aporten seguridad y busquen nuestro bienestar además del suyo propio.

 

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¿Sabías que tomes la decisión que tomes siempre será la correcta?

TOMA LA DECISIÓN QUE TE HAGA FELIZ


Suelta lo que no te hace feliz

 

 

A veces no entendemos que es lo que está pasando para que de pronto todo se ponga patas arriba.

Creemos que nosotros no estamos haciendo nada para que todo se haya dado la vuelta.

Pensamos además que no puede sucedernos aquello que nos llega por que creemos que hemos actuado con toda la honestidad y tenemos toda la razón en pensar de la manera que pensamos o de decir aquello que decimos y que realmente sentimos.

Y sin embargo, a pesar de creer que hemos actuado bien, no sabemos por qué pero nos sentimos mal.

No comprendemos lo que está pasando.

Nos sentimos desconcertados, tristes.

Desconocemos el motivo por el que tenemos ese malestar.

Esos difíciles momentos son muy importantes para valorar lo que realmente nos está pasando.

Para darnos cuenta de que nada de lo que sucede afuera es ajeno a nosotros.

Que ese extraño malestar que sentimos, en realidad no tiene que ver con lo que haya sucedido sino que nos sentimos mal con nosotros mismos.

Y nos sentimos así porque no estamos en coherencia. Actuamos, sentimos y pensamos de diferentes maneras.

Pero esta situación en la que nos encontramos en ese momento es la oportunidad que nos brinda la vida para que revisemos todo lo que nos está sucediendo para sentirnos así.

 

 

Se trata por tanto de una oportunidad para abandonar cosas a las que nos estamos aferrando y que nos hacen sufrir.

De abrirnos al cambio. De salir de nuestra zona de confort que es la verdadera causa de nuestro malestar.

De soltar todo aquello que no nos esté haciendo sentir la felicidad que es inherente en cada uno de nosotros.

De dejar ir todo lo que nos está impidiendo ser nosotros mismos.

De abandonar ese muro protector que nos ponemos para que no nos hagan daño y que termina siendo nuestra propia cárcel.

Yo he pasado por situaciones así y habló desde mi propia experiencia.

Se que estas ocasiones nos hacen crecer y ser mejores.

Pero para lograrlo debemos de dejar de culpabilizar a lo de afuera y rendirnos y admitir que puede que las cosas no sean solo como nosotros las vemos.

Abrir esa puerta es la clave para todo lo que viene después y que nos proporcionará la oportunidad de ver la vida tal y como es: maravillosa.

Cuando alguien al que aprecio está pasando por una situación así, tan solo le deseo desde el fondo de mi corazón que deje de hacer tanto caso a su cabeza y que escuche a su propio corazón.

Encontrarnos con nosotros mismos, aceptarnos con todo lo que somos y amarnos plenamente con todo lo que nos gusta y lo que no, nos lleva directamente a la felicidad.

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¿Sabías que querer cambiar a alguien no es amarle?

ACEPTAR O SOLTAR


Escucha a tu corazón

 

Es necesario escuchar la opinión de los demás para poder conocer una visión diferente a la nuestra sobre cualquier cosa.

El que nos den la razón, nos tranquiliza el ego pero nos hace percibir una falsa realidad en la que podemos llegar a creernos en posesión de una verdad absoluta.

El escuchar otras opiniones nos hace ver, entre otras cosas, que existen tantas realidades como personas, pues nuestros pensamientos están basados en nuestras propias experiencias y en las creencias que nos han inculcado.

 

 

Por este motivo no existen dos personas con exactamente la misma combinación de todos los «ingredientes» necesarios y en la misma proporción para hacer la misma precisa interpretación sobre lo que para cada uno de nosotros es la vida.

Pero también por este mismo motivo no tenemos que olvidar que los demás nos están dando una opinión basada en una interpretación subjetiva, en la que intervienen sus propias interpretaciones, basadas en sus pensamientos y emociones con respecto a lo que le estemos comentando y su opinión estará influenciada por todo ello.

El que sus opiniones nos abran nuestra mente a conocer otros puntos de vista, debería ser solamente una opción más.

Nuestras decisiones deberían estar basadas en lo que sentimos sobre lo que nos esté sucediendo además de sobre lo que pensamos sobre ello.

Si escuchamos a nuestro corazón, además de a nuestra mente, siempre nos sentiremos bien ocurra lo que ocurra después porque estaremos permitiendo expresarse a nuestra alma.

 

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¿Sabías que nos pasamos la vida buscando lo que ya somos?

SOMOS AMOR

 

 


Lo contrario al amor es el miedo

 

Lo contrario al amor no es el odio, como muchos piensan.

Lo contrario al amor es el miedo.

Cuando vivimos desde el miedo no creemos que nadie nos pueda amar, porque en el fondo no nos sentimos merecedores de amor.

Por ese motivo cuando conocemos a alguien, después de cegarnos la novedad y la ilusión de los primeros encuentros, aparece el miedo a perder aquello que nos produce placer tener.

El miedo nos paraliza, el miedo nos hace huir.

El amor al contrario, nos hace confiar en el otro.

Nos hace generosos porque damos al otro sin ni siquiera querer darle.

Nos sale solo el colmarle de caricias y de besos y de todo aquello que consideremos que le hace feliz, porque nos hace felices a nosotros el hacerlo y ni tan siquiera nos planteamos el hacerlo para agradarle.

El miedo sin embargo nos hace medir lo que damos.

Nos hace estar pendientes de lo que el otro nos da para sentirnos seguros de no perderle. Nos hace dar para que nos amen.

Cuando ponemos la atención en lo que nos falta, no podemos valorar lo que tenemos y siempre esperaremos del otro que nos de algo que nunca nos podrá dar, porque nadie nos puede proporcionar el sentirnos que podemos ser amados por cualquier persona simplemente por el hecho de existir y sin tener que hacer nada más para ello.

 

Te invito a que cuando termines de leer este post veas también este otro

El apego y los cambios

 

Amar a otra persona es dejarle la libertad de elegir con quien quiere estar y si decide no continuar con nosotros, no ponerle difícil su marcha.

Para que nosotros amemos a alguien tenemos que sentirnos libres de decidir que queremos estar con esa persona y no sentir que debemos de continuar con ella por cualquier otro motivo.

No  podemos amar si tenemos miedo.

No podemos amar si no nos amamos.

 

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¿Sabías que hay dos maneras de vivir?

¿VIVES DESDE EL MIEDO O DESDE EL AMOR?

 

 


Agradecer nos hace abundantes

Hoy por fin después de muchos días sale el sol.

Para mi es motivo de alegría.

Lo contrario hace tiempo me entristecía.

La luz me proporcionaba una sensación placentera que inconscientemente me hacía sentir bien aunque la mayor parte de los días ignoraba que la sentía.

Cuando estaba nublado, sin embargo, ese sentimiento se hacia consciente cuando tras varios días echaba de menos la luz que me proporcionaban los días soleados.

Solemos hacer lo mismo con todo lo que nos rodea.

Echamos algo o a alguien de menos cuando se aleja o cuando lo perdemos.

Mientras está presente no le prestamos atención o ignoramos que forma una parte muy importante de nuestra vida.

Nos perdemos en la rutina diaria y damos por hecho que todas las personas y las cosas que nos rodean siempre estarán ahi cuando las necesitemos.

Ponemos la atención en lo que nos falta para lograr esa ansiada felicidad y obviamos lo que tenemos a nuestro alcance y que dia a dia, como el sol, nos proporcionan una sensación placentera la mayor parte del tiempo.

Ahora los días nublados me hacen recordar que debo valorar todo lo que hay y que yo he decidido poner en mi vida, y que me hace sentir mi necesidad, por el motivo que sea,  de seguir conservándolo en ella.

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¿Sabías que todo lo que has vivido hasta ahora era necesario para ti?

Agradece tu pasado


Somos amor

 

 

Creo que somos una pequeñísima parte de algo tan inmenso que ni tan siquiera lo podemos llegar a imaginar.

Pienso que cada uno de nosotros influimos con diversos grados de intensidad en la vida de los otros tanto a nivel personal, como familiar, de comunidad, país, planeta, universo y así hasta niveles desconocidos aún actualmente y que descubrimientos futuros nos irán mostrando en ésta y en posteriores generaciones.

Somos un universo nosotros mismos y a la vez formamos parte de un universo en el que estamos todos y todo incluidos.

Esto que parece tan complejo sin embargo es algo muy sencillo. Somos nosotros los que lo complicamos para nosotros mismos y para los demás.

Venimos a esta vida para ser felices y hacer felices a los otros.

A amarnos a nosotros mismos y a todos.

 

Te invito a que cuando acabes veas también este post

¿Qué es el amor?

 

A aceptarnos con todo lo que somos, lo que nos gusta y lo que no, y a amarnos con todo y a pesar de todo.

A cambiar aquello de nosotros que creamos que no debemos conservar porque nos perjudica.

A dejar de ver los defectos en nosotros y en todos y a dejar de juzgarnos y juzgarles.

Todos los demás, al igual que nosotros, no son perfectos y están en su propio crecimiento y evolución.

Todos tenemos nuestro propio ritmo y cada uno partimos desde distintos puntos.

Así es como unos influimos en la vida de los otros, enseñándonos entre todos de muy diversas formas en que consiste el amor.

Algunos nos enseñarán desde el extremo del amor puro y de darse a ellos mismos a los demás sin apenas tenerse así mismos en cuenta.

Otros desde el extremo opuesto y mostrándonos todo lo contrario al amor, incluyendo los peores instintos que puede tener un ser humano.

Y la inmensa mayoría nos lo enseñará, y lo enseñaremos, fluctuando entre los distintos puntos de estos dos extremos, que es donde la mayoría nos encontramos.

Somos amor y para descubrirlo lo único que tenemos que hacer es permitirnos ser y dejar ser a los demás.

Así de sencillo y a la vez tan complicado…

 

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¿Sabías que lo contrario al amor no es el odio?

LO CONTRARIO AL AMOR ES EL MIEDO

 


Amarnos no es ser egoístas

 

El amarnos a nosotros mismos tiene que ver con procurarnos siempre lo mejor, lo que nos aporte felicidad.

Las personas que tienen miedo a abandonar relaciones o situaciones que les resultan dolorosas piensan que el amarnos a nosotros mismos es puro egoísmo, cuando precisamente resulta ser todo lo contrario.

Ser egoísta es no aceptar, ni valorar, ni respetar al otro y pretender que el otro sea y haga lo que nosotros queremos.

Solo se puede dar lo que uno tiene y si no te amas no puedes dar amor.

Lo que habitualmente entendemos que es amor no pasa de ser el querer cubrir una necesidad de sentirnos amados por otra u otras personas, precisamente porque nosotros mismos no nos amamos y sentimos por ello un enorme vacío que de esta manera intentamos llenar.

 

 

Eso que normalmente se conoce por amor,  acaba convirtiéndose en constantes reclamaciones de atención a la otra persona para que nos muestre su amor hacia nosotros, porque solamente sentiremos lleno ese vacío cuando lo llenemos de nuestro propio amor.

Para poder amar a alguien tenemos que valorarle, respetarle, aceptarle y hacerle feliz y si en eso consiste el amar a otra persona, estaremos de acuerdo en que será lo mismo hacia nosotros mismos.

Para valorarnos tenemos que creernos merecedores de todo lo mejor y si nos merecemos todo lo mejor nos merecemos que nos amen, que nos valoren, que nos respeten y ser felices.

Para respetarnos tenemos de rodearnos de personas que nos valoren, que nos acepten plenamente y que quieran nuestro bienestar.

Para aceptarnos, tenemos que conocernos en profundidad y aceptar que no somos perfectos y que tenemos cosas que no nos agradan y que podemos cambiar y otras que no y que aunque así sea somos merecedores de amor por el simple hecho de estar vivos.

Si no nos valoramos, ni nos respetamos, ni nos aceptamos plenamente no podremos valorar, respetar, ni aceptar a los demás y por lo tanto no podemos amarnos ni amarles, ni hacernos ni hacerles felices.

El amarnos a nosotros mismos no tiene nada que ver con el egoísmo.

Tiene que ver con hacernos responsables de nuestra vida y con dejar de culpar a todo lo externo a nosotros de nuestra infelicidad.

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