Ningún encuentro es casual

 

Al conocer a alguien nuevo siempre se abre una puerta en la que se pueden dar múltiples posibilidades.

En algunos casos la relación será muy placentera, en otros podría llegar a ser todo lo contrario y en la mayoría de los casos fluctuará entre estos dos polos opuestos.

En algunas ocasiones esa persona llegará a tener un lugar especial en nuestra vida y en otras no llegará a tener una relación significativa en ella, pero aunque su paso por nuestro camino sea breve siempre nos aportará algo que necesitábamos en ese momento aunque en ocasiones, apenas seamos conscientes de en que nos ha influido porque nuestra relación haya sido efímera.

Todas las personas que se cruzan en nuestro camino nos producen emociones que varían en intensidad en función de como sea la importancia que le demos a esas personas en nuestras vidas.

Un empujón de alguien desconocido nos producirá una emoción mucho más leve que una discusión con nuestra pareja por ejemplo, pero en cualquier caso siempre nos producirá una emoción.

Es evidente que lo que nos aporten uno y otro, puede que sea lo mismo pero la intensidad con la que nos lo van a mostrar será muy diferente y por ende nuestra percepción de las lecciones que nos vengan a enseñar también será muy distinta.

Ser capaces de desapegarnos de las emociones que nos producen las personas y las situaciones por las que pasamos nos brinda la posibilidad de tener una visión más amplia de lo que está sucediendo en realidad y de lo que nos vienen a aportar.

Cuando hablo de desapego no quiero decir que no debamos emocionarnos y sentir sino todo lo contrario.

Me refiero a que el hacernos conscientes de nuestras emociones y preguntarnos el por qué nos sentimos así ante lo que nos está sucediendo con esa persona o con esa situación nos lleva a conocernos en profundidad, a aceptarnos como lo que somos, seres humanos y almas en evolución, a poder transformar todo aquello que no nos gusta de nosotros mismos y de las situaciones que vivimos, a perdonarnos y en definitiva a amarnos y a poder amar a los demás.

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