La coherencia y la paz interior

 

Hay veces que tenemos que tomar decisiones que nos cambiarán por completo la vida y aunque sabemos que nos traerán paz más adelante nos paraliza el temor a lo que nos pueda suceder.

Los cambios son en realidad oportunidades que nos proporciona el Universo, la vida, para que podamos ser coherentes con lo que sentimos, pensamos y hacemos.

La falta de paz interior se debe a nuestra falta de coherencia.

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El miedo al futuro es también una incoherencia.

¿Cómo podemos temer algo que no sabemos si nos va a pasar?

Si nos paramos a pensarlo resulta absurdo tener miedo por algo que no es real. Que es tan solo una posibilidad entre millones de posibilidades de entre todas las que nos puede suceder.

 

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¿Vives desde el miedo o desde el amor?

 

 

Pero es que además, en el caso de que nos llegase a suceder aquello que tanto tememos, tendremos los recursos suficientes para afrontarlo.

Esto lo podemos comprobar porque nos ha sucedido ya en las ocasiones en las que se ha producido un hecho que así lo haya requerido con anterioridad al momento presente.

Nunca nos va a suceder algo para lo que no estemos ya preparados para afrontar.

Somos poderosos pero tenemos una percepción de nosotros mismos que no es real.

Nuestro peor enemigo son nuestros pensamientos y por lo tanto nosotros mismos.

Al fin y al cabo la mayoría cree que somos lo que pensamos.

Yo personalmente sé que somos mucho más que eso, pero no deja de ser cierto que con nuestros pensamientos creamos nuestra percepción de la realidad.

Pero a la vez tendría que ser también el enemigo más fácil de vencer pues deberíamos conocerle mucho mejor que a cualquier otro.

El conocernos a nosotros mismos y saber por qué pensamos lo que pensamos nos permitirá conocer también a nuestro “mayor enemigo” y vencer todos los miedos que nosotros mismos nos creamos.

 

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¿Sabías que puedes soltar todo lo que te hace sufrir?

ACEPTAR O SOLTAR

 


¿Qué es para ti estar viv@?

 

 

Este fin de semana murió el padre de una amiga. Llevaba un mes en coma tras una estúpida caída en unos escalones.

Él, al igual que otras personas, ya no puede sentir la vida porque ya no la tiene.

Yo no le conocí y tampoco se si era consciente de su vida.

Pero los que seguimos vivos, ¿percibimos la maravillosa sensación de sentirnos vivos o sobrevivimos con la sensación de que la vida es algo que tenemos que soportar?

Durante mucho tiempo no fui consciente de que la percepción de la vida que hasta entonces había llevado, siempre había sido una creación mía.

Con mis interpretaciones de lo que me estaba pasando yo misma había creado lo que creía que era yo y la vida que estaba viviendo hasta entonces.

Cuando descubrí que esa percepción que tenía sobre lo que era la vida no era real, se abrió un mundo de posibilidades ante mí.

La realidad era que YO podía tener la vida que YO deseara tener.

Parece imposible ¿verdad?

Pues es lo que estamos haciendo desde que nacemos de manera inconsciente.

Creamos nuestra vida de esta manera sin tener ni idea de lo que estamos realizando.

Y el caso es que lo vemos con claridad en otras personas.

Todos conocemos a personas que tienen un concepto de ellos mismos o de sus vidas que no es el que nosotros y otras personas vemos que es real.

Algunos creen que son feos, gordos, incapaces de conseguir cosas, piensan que no les quiere nadie o al contrario piensan que son superiores, que son guapísimos, que cantan fenomenal, que son elegantes, etc. cuando en realidad no es así.

Yo tuve una pareja que ganaba exactamente lo mismo que yo y que sentía que nunca iba a tener suficiente dinero, cuando yo sentía lo contrario, que nunca me iba a faltar.

Él tuvo una infancia en la que la escasez y la inseguridad estuvieron muy presentes. La mía fue diferente.

La percepción que tenemos de nosotros mismos y por lo tanto de nuestra vida, como dije antes, está basada en como percibimos lo que nos sucede desde niños.

Y en esa percepción que tenemos hay muchas cosas que no son nuestras aunque pensamos que sí.

Como en el ejemplo anterior la sensación de escasez no es algo real sino algo trasmitido.

Esta persona tiene un trabajo que le permite tener la seguridad de que nunca le va a faltar y por lo tanto esa interpretación que hace de que nunca va a tener suficiente no es real.

Pero para él si lo es y por lo tanto la percepción que tiene sobre él y su vida está basada en esa realidad que el percibe.

Esto que es fácil de ver en los demás, se convierte en algo difícil de ver en nosotros mismos cuando no conseguimos desapegarnos de nuestras emociones.

Hacerle ver a esta persona que esa sensación es solo suya y no es real encontrará su más profundo rechazo.

La única posibilidad que tenemos de saber si la interpretación que hacemos de lo que nosotros creemos que es la vida es real, pasa por que nos planteemos la posibilidad de que puede que no lo sea.

Abrir la puerta a la posibilidad de que estemos equivocados en nuestra interpretación de lo que nos está sucediendo, es el primer paso para encontrarnos a nosotros mismos y a la felicidad.

Gracias a que un día abrí esa puerta, ahora soy consciente de que simplemente por estar viva estoy participando en el más maravilloso milagro que pudiera imaginar y soy feliz por ello.

¿Y para ti qué es estar vivo?

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Para ser feliz no necesitas ser perfect@

 

 

Ayer viví una experiencia que me emocionó.

Una pareja de novios discapacitados me hizo sentir que el amor y la felicidad no se consiguen a través de la perfección como nuestra sociedad continuamente, sobre todo a través de los medios de comunicación intenta hacernos creer, sino sencillamente aceptándonos y aceptando al otro con todo lo que somos y es y, a la vez no poniendo expectativas en lo que pueda suceder para poder disfrutar de todo lo que podamos y nos puedan dar.

Y esto me lleva a pensar en que lo que esperamos que sea cualquier cosa es una de las mayores causas de nuestro sufrimiento.

Desde bien pequeños aprendemos que para que nos amen tenemos que cumplir con una serie de expectativas que se esperan de nosotros.

Se espera que seamos buenos y cariñosos, que nos portemos bien, que seamos estudiosos y que saquemos buenas notas, que consigamos un trabajo que nos dé prestigio y mucho dinero, etc.

Ya cuando vamos haciéndonos mayores esto nos ha calado lo suficiente para que a estas expectativas, además se añadan las que ya «consideramos» nuestras.

Buscaremos conseguir la casa perfecta, el coche ideal, la pareja perfecta para que nos ame y nos proporcione unos hijos perfectos en los que depositaremos también nuestras expectativas y así volveremos a cerrar el círculo en el que nos encontramos metidos y en el que no somos conscientes, la mayoría de nosotros, que estamos participando.

Y todo esto para  demostrar a todos, incluidos a nosotros mismos también, lo importantes y felices que somos.

 

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¿Pero realmente esto es así? ¿Son todas esas cosas las que nos dan la felicidad?

Yo pienso que sucede todo lo contrario.

De pequeños todos soñamos con llegar a ser… algo que nos llenará de satisfacción cuando lo consigamos.

Cada uno tenemos un hermoso sueño que nos gustaría realizar.

Pero con los años esos sueños terminan siendo algo que nos hubiera gustado hacer, pero que solo un niño podía pensar que fuese posible cumplir.

Y para alcanzar la felicidad es necesario que todas esas expectativas que han puesto en nosotros y han acabado siendo nuestras desaparezcan.

Ser feliz es algo que es innato.

Lo somos la mayoría de nosotros durante la mayor parte del tiempo pero no somos conscientes de que es así porque pensamos que ser felices es no tener problemas y estar alegres todo el tiempo.

Es decir ponemos expectativas absolutamente en todo incluso en algo tan sencillo como es… vivir.

Si pudiésemos ser conscientes del milagro en el que estamos participando simplemente por el hecho de estar vivos, estaríamos admirando continuamente lo maravillosa que es la vida.

Gracias Universo por permitirme ser cada día más consciente y pueda ser capaz de ver que son mis  propias limitaciones las que me impiden conseguir cualquier cosa que yo desee.

 

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