¿Quién es el protagonista de tu historia?

 

En algunas relaciones nos olvidamos de nosotros y damos el protagonismo a la otra persona. Nos pasamos el día pensando si esa persona tiene sentimientos por nosotros y no nos planteamos si verdaderamente nos llena.

Cuando alguien siente algo por nosotros no tiene problema en hacérnoslo notar. Busca cualquier oportunidad para estar a nuestro lado y mostrarnos su interés al igual que hacemos nosotros.

Por lo tanto la duda que tenemos sobre si la otra persona siente o no por nosotros debería de darnos la pista de que algo anda mal.

¿Quizás es que no percibimos que haya un interés real? ¿Somos nosotros los que tenemos que ir siempre mostrando nuestros deseos de estar con la otra persona?

Si esto sucede lo más probable es que ambas partes no vayan buscando el mismo tipo de relación.

Y es en ese momento cuando deberíamos plantearnos quien es el protagonista de nuestra historia, ¿lo es esa persona o nosotros?

En ocasiones vemos el amor como algo que queremos recibir. Queremos ser amados, sentir que el otro nos ama y eso está bien pero deberíamos plantearnos primero si esa persona nos va a ofrecer un amor feliz con el que podamos disfrutar de la relación o si va a ser un motivo de sufrimiento para nosotros.

El planteamiento debería de ser: ¿puedo yo amar a esta persona?

Con lo que voy conociendo de ella, con lo que sé al día de hoy de cómo es y cómo se comporta, con todo eso que yo ya sé y sin cambiarle nada, ¿puedo amarle?

 

 

Nuestro amor no debería depender de si la otra persona siente amor por nosotros o no.

Eso es poner condiciones al otro para darle nuestro amor y el amor no es eso.

El amor es aceptación. Es amar al otro por lo que es y no por lo que nos pueda dar.

Por lo tanto decidir a quién estamos dispuestos a darle nuestro amor se convierte en algo muy importante.

Debería de ser una decisión muy meditada y basada en cómo nos sentimos cuando estamos con la otra persona. Si estamos cómodos y nos sentimos apreciados y valorados o si nos hace sentir incómodos o inseguros.

Tendríamos que ser sinceros con nosotros mismos y no dejarnos engañar.

Nuestro corazón en esto es más inteligente que nuestra mente y cuando siente que la otra persona no es coherente nos lo hace notar. Empieza a hacer que nos hagamos preguntas que nuestro ego intenta contestar a su manera.

Nuestra mente puede empezar a dar explicaciones o disculpas a lo que no es disculpable y podemos vernos envueltos en una relación difícil de la que nos costará mucho salir a pesar del sufrimiento que nos cause.

Recuerda: el protagonista de tu historia eres tú.

¿Qué piensas?

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¿Quieres recuperar el papel protagonista de tu historia?

 

 

 

 

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