Durante mucho tiempo me sentí desconectada de la vida.
Vivía los hechos que iban sucediendo como cosas que no tenían nada que ver conmigo.
Simplemente sucedían y yo los aceptaba o me enfadaba en función de como me hacían sentir.
El sentirse ajeno a lo que se está viviendo es algo habitual en la mayoría de nosotros.
Nos sentimos como víctimas de las circunstancias.
Si lo que sucede nos favorece decimos que tenemos suerte y si nos hace sentir mal lo llamamos desgracia o mala suerte.
Pero esto no es así. La realidad es que nosotros somos los verdaderos creadores de nuestra vida.
El que no nos sintamos parte de todo lo que nos sucede nos libera del sentimiento de culpabilidad de lo que hacemos o no hacemos.
En el caso de las «desgracias» nos evita el sentirnos causantes del suceso. Pero también nos evita conocer en ocasiones lo que somos capaces de hacer cuando el suceso se lo atribuimos a la suerte.
Descubrir en qué consiste la vida es uno de los principales motivos por los que estamos vivos.
Pero lo que debería ser una tarea fácil, puesto que estamos vivos y vivimos todos los días y durante muchos años la inmensa mayoría de nosotros, lo convertimos muchos de nosotros, en una enorme carga que arrastramos hasta el día en que morimos y además en algunos casos sin haber sabido en que consiste realmente la vida.
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Vivimos en un momento verdaderamente emocionante para la humanidad.
Los avances han sido tantos, tan importantes y en tan poco tiempo en las sociedades avanzadas que el mundo actual sería irreconocible para las personas que dejaron de existir hace apenas treinta años.
Las oportunidades que hoy en día tenemos no se han tenido nunca en la historia de la humanidad. Tenemos tantas comodidades y facilidades que deberíamos de disponer de tiempo libre para disfrutar de la vida.
Pero curiosamente sucede todo lo contrario, queremos hacer tantas cosas y tan bien hechas que sufrimos de estrés… hasta en vacaciones.
Desde mi punto de vista vivimos tan deprisa que nos olvidamos que lo más importante es la vida misma.
Creo que nos da miedo pensar en la muerte y que ese es el principal motivo por el que no ponemos nuestra atención en la vida porque para saber en qué consiste debemos aceptar sin ningún temor que la vida tiene un principio y un final.
¡Pero precisamente por eso es maravillosa!
Pasar por ella sin conocer su sentido es simplemente empeñarnos en hacernos sufrir a nosotros mismos y a los demás inútilmente.
Cuando lo descubrí comencé a ser feliz y a disfrutar de la vida realmente.
Vivir sin miedo nos hace libres y felices.
¿Tú que piensas?
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¿Sabías que podemos hay dos maneras de vivir?