No es casualidad vivir situaciones casi idénticas con diferentes personas o en diferentes entornos.
Tampoco lo es que atraigamos a una pareja parecida a pesar de haber acabado con una relación desastrosa y estar deseando encontrar a una persona totalmente diferente en esta ocasión.
Deberíamos de saber que todas y cada una de las personas que se cruzan en nuestra vida son un reflejo de nosotros.
Y estarán ahí para mostrarnos partes de nosotros mismos que no conocemos aún. Nosotros también hacemos lo mismo con esas mismas personas. No necesitaremos hacer absolutamente nada para lograrlo. Solamente ser como somos.
Si las personas de los ejemplos anteriores conociesen ésto, sabrían que la repetición de las parejas y las situaciones se deben a que no han aprendido lo suficiente aún y que esa repetición, lejos de ser un castigo, es una oportunidad para aprenderla en la siguiente ocasión.
Cuando no asumimos nuestra responsabilidad sobre lo que nos está ocurriendo, en esas y en todas las situaciones que vivimos, y culpabilizamos a los demás de ello, creemos que no tenemos nada que ver con esa persona o situación pues nosotros somos totalmente distintos.
El universo nos muestra de esta manera las cosas que están en nuestro inconsciente y que nos cuesta trabajo descubrir por nosotros mismos.
Y lo hace así, poniendo en todo momento a personas que nos muestran lo que tenemos que descubrir en todas las situaciones que vivimos.
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Cada una de ellas nos lo mostrará de una manera diferente y nos afectará también de distinta forma en función de como sea nuestra relación con ella.
Con las personas que más emocionalmente estemos implicados sufriremos más, cuando las cosas que nos muestren las consideremos negativas y ese sufrimiento irá disminuyendo a medida que emocionalmente nos afecte menos e incluso nada porque no conozcamos a esa persona.
Ocurrirá exactamente lo mismo cuando las cosas que nos reflejen de nosotros mismos las consideremos positivas solo que en estas ocasiones nos sentiremos felices.
Pondré un ejemplo para que quede claro lo que quiero decir.
Supongamos que alguien está viviendo una mala relación de pareja. Se siente infeliz porque su pareja no le trata bien, siente que no le quiere pero le está disculpando constantemente y cree que tal vez sea el o ella misma quien no esté dando lo suficiente en esa relación. Otras veces piensa que su pareja es la culpable de todo lo que está sucediendo y que los problemas que tienen vienen porque la otra persona no sabe convivir y quiere llevar la razón en todo.
Está claro que si alguien está soportando una situación así no se quiere a si mismo y por lo tanto su pareja le está reflejando esta situación con una gran intensidad puesto que se lo está reflejando constantemente para que tome cartas en el asunto y comience a amarse.
Ahora bien, seguramente esta persona no se atreverá a decir lo que realmente siente no solamente a su pareja sino a cualquiera, porque necesitará sentir la aprobación de los demás. Como consecuencia de esto, encontrará en su camino a personas que consigan lo que quieran de ella y sentirá en muchas ocasiones que abusan de su buena fe.
Lo harán además de su pareja, sus hijos, sus padres, sus hermanos, su jefe, sus compañeros de trabajo, sus amigos, sus vecinos y así podemos seguir bajando la intensidad en la que el universo se lo estará mostrando hasta llegar a una persona que se le cuela en cualquier fila que esté esperando y a la que no se atreverá a decir que no lo haga.
¿Podéis imaginar la cantidad de situaciones que se pueden dar todos los días con todas estas personas que he mencionado? Pienso que serían incontables. Y sin embargo cada una de ellas en su interacción con esa persona le estarán mostrando exactamente lo mismo: QUE NO SE ESTÁ AMANDO A SÍ MISMA.
Esta es la forma en que el universo nos muestra que somos amor.
Daremos amor cuando nos amemos a nosotros mismos mientras tanto lo que estaremos dando no será amor sino que haremos cosas por los demás para que nos quieran y así sentirnos amados.
¿Tú que piensas?
Déjame un comentario. Me interesa conocer tu opinión.
¿Sabías que las casualidades no existen?
¿Conoces a alguien que esté en una situación así?
Guao siento que esta reflexión es un reflejo de mi realidad. Estoy en una relación muy parecida a la descrita en el ejemplo y hoy veo con claridad que yo tengo la responsabilidad de mucho de lo que sucede por no amarme lo suficiente.
Cuanto me alegra Liz leer tu comentario. Has abierto la puerta que te llevará a que tu vida cambie.