Deberíamos saber que la vida en si es un continuo cambio. Si observamos con atención a la naturaleza que no es otra cosa que vida, nos daríamos cuenta de que esto es constantemente así.
Desde que nos engendraron estamos continuamente cambiando.
Los cambios son necesarios para nuestra evolución y crecimiento. Sin embargo, a pesar de que estos continuos cambios los experimentamos constantemente en nuestras vidas, solemos tener la sensación de que podemos controlarlo casi todo.
Puedes elegir ver el vídeo con mi voz o leer el post
Hacemos planes de futuro y pensamos que se van a cumplir. En muchos casos sin tan siquiera hacer algo en el presente para que ese futuro se cumpla.
Pero es que aunque así lo hiciéramos, tampoco sería garantía de que el futuro que planeamos se llegue a cumplir tal y como nosotros deseamos.
El problema principal, desde mi punto de vista, es esa creencia que tenemos de que podemos controlar las cosas.
Esa creencia no es más que miedo a aceptar la realidad de que no podemos controlar absolutamente nada de lo que nos sucede.
El que la mayor parte de las veces la consecuencia de los actos que realizamos sea la que esperamos, no significa en absoluto que tengamos la capacidad de controlar lo que va a suceder.
Cuando los cambios nos traen cosas que nos agradan los recibimos con alegría y no tenemos nigún problema en aceptarlos. Sin embargo si sucede al contrario y nos traen cosas que nosotros consideramos que no son deseables, nos cerramos a aceptarlos pues los percibimos como peligrosos.
Y los cambios no son ni buenos ni malos. Simplemente son cambios y como dije al principio los necesitamos para evolucionar.
Y para eso los necesitamos de todos los tipos. Para tener la oportunidad de afrontarlos como nosotros creamos que podemos hacerlo y aprender de ellos.
En todos los casos son oportunidades.
Y en los que percibimos como peores se encuentran las mayores
Las percibimos así porque suelen ser las que nos negamos a nosotros mismos aunque nuestro corazón nos las esté pidiendo a gritos desde hace mucho tiempo. Y nos las negamos por numerosas razones y muy racionales según nuestro ego.
Todas ellas justifican continuamente el que estemos paralizados y poniendo nuestra atención en ese futuro que creemos controlar y que será el que nos de la posibilidad de ser felices cuando por fin lo consigamos.
Pero mientras fijamos nuestra atención en ese futuro nos perdemos lo único que verdaderamente tenemos, nuestro presente.
Solemos poner nuestras esperanzas de estar mejor o de ser felices en el futuro por dos razones: una, no nos gusta nuestro presente y dos, tenemos miedo de cambiarlo.
La única oportunidad de conseguir ser felices es estar bien con nosotros mismos y con nuestro presente y los cambios nos proporcionan las oportunidades de ser coherentes y de afrontar las limitaciones que nuestro ego, con su miedo a sufrir, nos hace pensar que no debemos traspasar.
No tengas miedo a los cambios. Míralos como oportunidades que te vienen a enseñar algo diferente y necesario para tí. Como la oportunidad que te estás pidiendo a ti mismo y no te atreves a tomar.
Se coherente con lo que piensas, lo que sientes, lo que dices y con lo que haces y entonces, y solo entonces, serás feliz.
¿Tu que piensas?
Déjame tu comentario. Me interesa tu opinión.